Con mucha paciencia, trabajando del primer al último minuto, sabiendo sufrir en los malos momentos, pero también sabiendo rematar al rival cuando el partido entró en el momento de la verdad. Así ganó 82-76 el Unicaja su primer partido en casa de la Liga Endesa 20/21 a un muy buen Obradoiro, al que costó la vida misma poder superar.

El equipo verde va hacia arriba. Cada vez suma más minutos buenos en el global de los 40 del partido. Ha mejorado en defensa, ha mejorado en el rebote, se pasa mejor el balón y ya es cuestión de acertar a o no los tiros para que las opciones de ganar cada día sean mayores o menores. Pero es verdad que el equipo hace cada vez mejor las cosas.

Sigue faltando físico, sigue faltando un jugador por dentro que dé equilibrio al juego interior, sigue habiendo jugadores con margen de mejora... pero la gran diferencia con las dos primeras semanas de la temporada es que ahora se gana. Y cuando se gana, poco más hay que decir. Hay que estar contentos y pensar solo en seguir mejorando. Como digo siempre, el que quiera espectáculo, que se vaya al Cervantes.

El maratón de partidos de esta última semana invitaba a que Luis Casimiro rotara y diera minutos a todos sus jugadores. Había morbo por saber qué papel jugaría ante los gallegos el capitán, Carlos Suárez, tras su ostracismo de los últimos partidos. Pues el «capi» esta vez sí tuvo minutos y fue, en defensa, tan clave para el triunfo final, como los puntos de Brizuela en el último cuarto. Se merecía Suárez un buen día y esta vez lo tuvo.

Fue un partido de poder a poder. De intercambio de golpes continuo. El Obradoiro anotó con mucha facilidad en el primer cuarto. Mucho acierto de ellos y poca defensa de los verdes. Los gallegos dominaron con comodidad un marcador que alcanzó el minuto 10 con un claro 17-25 para ellos.

Ocho puntos casi seguidos de Brizuela acercaron al Unicaja, 27-29. El gigante lituano Birutis (muy buen jugador) fue el sustento en esos minutos de los suyos. El báltico lo metió todo y cuando no metió se fue a la línea del tiro libre y también fue infalible. El Unicaja remó y remó, mejoró en defensa cuando Casimiro juntó a la pareja Alberto Díaz-Carlos Suárez en la pista, en los minutos previos al intermedio y el marcador alcanzó el descanso con todo por decidir y un equilibrio casi perfecto en el electrónico: 42-43.

Un robo con canasta de Thompson (pluriempleado esta vez jugando de «4» y de «5») valió para empatar el partido, 53-53. Los verdes se pusieron otra vez por delante, 55-53, con una canasta de Bouteille. Pero el «Obra» no se rindió. Aguantó el arreón, aprovechó bien sus tiros libres y algunos síntomas de ansiedad de los cajistas para acabar el tercer cuarto todavía por delante: 62-66.

El pim-pam-pum siguió en el último cuarto. Unicaja y Obradoiro impusieron sus ataques sobre las defensas del rival. Brizuela decidió que él era el que tenía que tirársela casi en cada ataque. Hubo suerte, porque vio el aro como una piscina y los verdes se pusieron 3 arriba: 76-73, a 4.14 del final. Darío es un jugador con un talento en ataque descomunal, pero a veces le pierde su obsesión por meter puntos. En este equipo hay mucha dinamita y a veces un pase a un lado puede ser mucho más productivo que un tiro cayéndose hacia atrás desde 9 metros y con un defensor encima. Esta vez, el "Brizuela sistema" salió bien. Nada que objetar. Pero no siempre va a pasar y el vasco debe ser listo para saber encontrar esas otras muchas opciones que hay siempre en la pista junto a él.

El equipo estuvo fino a la hora de la verdad. Cuando había que rematar el partido. Agresivos en defensa y agresivos cargando el rebote de ataque. El partido se cerró con 82-76. Una gran victoria y una buena imagen.

El maratón de 5 partidos en diez días acabará este martes en París. Los verdes viajan a Francia para visitar al Metropolitans 92, en el inicio de la segunda vuelta de la liguilla de la primera fase de la Eurocup. De momento, una derrota (Iberostar Tenerife) y tres victorias (Ratiopharm Ulm, Casademont Zaragoza y Monbus Obradoiro) en los últimos cuatro partidos.