No tiene explicación lógica la derrota esta noche del Unicaja en la pista del Metropolitans 92, un equipo con un talento muy justo, que se vio arrollado por los cajistas de salida, 20-31, pero que con un juego vulgar, ramplón y sin ninguna floritura fue capaz de remontar en la segunda parte a un equipo verde sin defensa, sin rebote, sin ideas y con una rotación de su banquillo manifiestamente mejorable del minuto 1 al 40.

El Unicaja tenía en su mano afianzar su liderato continental en París. Sin embargo, vuelve de Francia con una derrota y con el basket average perdido (+8 en Málaga), mostrando otra vez su peor cara y sembrando de dudas este proyecto que no acaba de arrancar. La imagen fue una vergüenza. Lo siento, pero no encuentro otra palabra para definir lo visto en el segundo, tercer y último cuarto.

No me vale ninguna disculpa. Y la que menos, la de la carga de partidos (5 en 10 días), después de que el descarte fuera Mekel y de no contar ni un solo segundo con Carlos Suárez, los dos jugadores con menos carga de minutos de la plantilla.

Sin rebote y con un agujero del tamaño del de la capa de ozono en defensa (sobre todo en la pintura), ¿cómo se puede explicar que tu jugador con más «pelotas», el que se deja la vida en cada defensa, el que más agacha el culo, el que se las sabe todas porque lleva 17 años en la elite, se quede inédito en un partido tan penoso? ¿De verdad no hubo ni un solo momento para sacar al capitán a la pista, aunque fuera solo para pegar cuatro voces a sus compañeros, incapaces de ganar a esta «banda del Mirlitón»? ¿Era necesario que el desaparecido Thompson y el irregular Abromaitis se repartieran los 40 minutos del partido en el puesto de ala-pívot?...

El Unicaja solo ejerció de líder en los 13 primeros minutos del partido. Los verdes estuvieron muy finos en ataque. Por fuera, Francis y Bouteille hicieron mucho daño a los galos con sus tiros y el equipo se fue de 8, 11-19. Reaccionaron los parisinos con las rotaciones de su entrenador. Marei y Pinault dieron frescura al Metropolitans, que se acercó un poquito al final del primer cuarto, 20-25.

El Unicaja pegó otro acelerón en los tres primeros minutos del segundo parcial. Un triple de Abromaitis puso el +11, 20-31. La superioridad fue absoluta de los de Casimiro hasta ese momento. Pero como otros muchos días, cunado todo estaba de cara, al equipo se le apagó la luz en ataque y desapareció.

El gigantón Chikoko fue el encargado de rescatar a su equipo. Pudo con Guerrero en su duelo particular y el Metropolitans 92 respiró hasta el punto de llegar al descanso con solo 4 de desventaja, 40-44.

El Unicaja fue de mal en peor con el paso de los minutos. Sin hacer nada del otro martes, el Metropolitans se puso hasta 4 por delante, 50-46. Mala imagen y malas sensaciones las de los verdes, que encararon el último cuarto con 59-59 y todavía tiempo para frenar el ridículo.

En el momento de la verdad, los pívots rivales se lo pasaron en grande ante la paupérrima defensa verde sin que hubiera ninguna reacción desde el banquillo y la derrota final se fue hasta los 10 puntos, 90-80.

No sé qué pasará en las próximas semanas en esta Eurocup. La cosa se está poniendo muy fea con el COVID, cada jornada hay más partidos aplazados y la verdad es que esto tiene mala pinta. El caso es que a 4 jornadas para acabar la liguilla, el Unicaja luce un todavía aceptable 4-2 en la clasificación, pero que le obligará ahora a ganar ya todos los partidos que quedan si quiere acabar campeón de grupo, un objetivo que debería estar al alcance de la mano, aunque en París ni lo haya demostrado ni haya parecido que lo merezca.