No está pasando Carlos Suárez por su mejor moemnto desde que viste la camiseta verde y morada del Unicaja. Al contrario, su rol en la rotación ha quedado reducida al mínimo, hasta el punto de incluso no contar ni un solo segundo para Luis Casimiro en el partido intersemanal jugado en París, que acabó con una derrota fea por 90-80 frente al Metropolitans 92.

La situación llama la atención y ha provocado un río de comentarios y de especulaciones poco rigurosas que tampoco ayudan mucho en un momento en el que lo mejor es dejar pasar los días para que la situación se normalice. Así lo ha entendido al menos el propio ala-pívot madrileño, que amablemente ha rechazado hacer declaraciones a este medio para evitar que se siga teorizando sobre este asunto.

Lo cierto es que entre Luis Casimiro y Carlos Suárez no hay ningún problema. Ni en lo personal ni en lo deportivo. Es decir, no hay "Caso Suárez". El capitán está recuperado de su lesión, obviamente no está en su mejor momento de forma porque le falta ritmo de competición, pero no juega porque su entrenador no quiere. Ni más ni menos.

En los últimos días han circulado por las redes sociales diferentes teorías sobre los sucesivos "banquillazos" sufridos por el capitán. Que si había habido un enfrentamiento personal entre el madrileño y el entrenador por cuestiones tácticas, que si Suárez había discutido con Casimiro en un entrenamiento, que si el técnico no cuenta con Suárez por motivos extradeportivos... El caso es que no hay nada de eso. El día a día sigue siendo "normal" entre ambos dentro de la anormalidad que supone que un jugador del peso y carisma del capitán sea el que menos juega de los 12 del equipo.

Casimiro ha contestado las dos veces en las que ha sido cuestionado por la prensa al respecto de la misma manera: "Es una cuestión técnica y no suelo explicar mis decisisiones". Aunque se pueda discutir la citada decisión (sobre todo si los resultados no acompañan, como el caso del último partido), lo cierto es que Casimiro es sincero en su declaración. Él es el que ha decidido que no juegue y no puede contestar de ninguna otra manera, toda vez que el madrileño físicamente está para jugar y no hay ninguna cuestión ni disciplinaria ni extradeportiva que le haya hecho tomar la determinación de sacarlo de la rotación del equipo.

La verdad es que la situación de Suárez en el equipo es tan inesperada como extraña. El "capi" se lesionó durante la pretemporada y no pudo debutar hasta la cuarta jornada liguera, frente al Baxi Manresa. Desde entonces, 11 partidos con un minutaje totalmente residual. El caso es que en su última aparición en la cancha, el pasado fin de semana, en el partido contra el Obradoiro, Suárez fue decisivo con su actuación para ganar el partido. Por eso chirrió que en París, dos días después, el técnico no lo pusiera en pista ni siquiera con el agujero defensivo y en el apartado reboteador que el equipo evidenció ante el Metropolitans 92. Sus compañeros de posición, Deon Thompson y Tim Abromaitis, tampoco tuvieron su mejor noche., lo que agranda la sorpresa de la ausencia de Suárez en la rotación.

El equipo regresa al trabajo este viernes, tras dos días de descanso.

Una doble jornada para recargar pilas que Suárez, sin embargo, ha invertido en entrenar de forma voluntaria. Es cierto que los jugadores con menos minutos suelen aprovechar los días de descanso para ejercitarse (Mekel, Milosavljevic y Nzosa lo hicieron también este jueves), pero no es normal en un veterano como Suárez invierta su tiempo de descanso en entrenarse en solitario o con los jóvenes y/o lesionados.

Habrá que ver qué ocurre la próxima semana en el doble enfrentamiento del miércoles y el domingo en el Carpena frente al Mornar Bar y el Gipuzkoa. Suárez está para jugar, necesita minutos y ritmo. Lo que está por ver es si su entrenador se los da. Mientras el capitán no vuelva a la rotación, desde luego, el culebrón seguirá engordando.