Carlos Cabezas, uno de los jugadores históricos del Unicaja, vive "tranquilo, casi haciendo vida normal", pese a la covid-19 porque "en Uruguay cerraron pronto fronteras con Argentina y Brasil" en la que considera una "buena gestión de la pandemia" y se jugará el pase a la semifinal de la liga charrúa ante el Defensor Sporting en los próximos días.

"Son 40 años. Cuando debuté no pensé en llegar a esta edad jugando, pero estoy contento por seguir disfrutando del baloncesto, el deporte que amo, y espero celebrarlo tratando de certificar el paso a las semifinales de la liga con Nacional", señaló Cabezas.

El base malagueño relató que "Nacional es un club histórico de fútbol pero no lleva tantos años en baloncesto" y explica que debido a que su padre es uruguayo, "el tema familiar ha tenido mucho que ver en este fichaje", además de sus ganas por colaborar con "un club maravilloso que va creciendo año a año".

Carlos Cabezas es, junto al pívot Felipe Reyes -Pau Gasol no ha anunciado su retirada pero lleva casi dos años inactivo-, el único miembro de la generación de 'los juniors de oro' que sigue en activo, por lo que cree que deber "ser un ejemplo para los jóvenes", ya que los "mantiene la ilusión por hacer lo que te gusta".

El jugador costasoleño cree que tiene "un currículum importante" que engloba "medallas con la selección y títulos con el Unicaja de Korac, Copa del Rey y Liga", aunque le "habría gustado estar en unos Juegos Olímpicos" y retirarse en la ACB, "pero las circunstancias han hecho que el trabajo aparezca en otros sitios", lo que le ha "permitido crecer como persona y conocer otras culturas".

"Tuve en 2009 opciones de ir a la NBA, cuando estuve cerca de fichar por Orlando pero no me garantizaban un contrato y decidí irme a Rusia con Sergio Scariolo", recuerda.

Carlos Cabezas recuerda su "último equipo español, en Sevilla", en una ciudad que para él "es importante porque mi madre es de allí" y en un club que le "toca muy de cerca", el Betis, porque su tío futbolista, Hugo, militó en él como delantero durante tres temporadas. Para el baloncestista malagueño, "quedó la espinita de que no se pudo evitar el descenso" de una entidad por la que le "hizo mucha ilusión fichar al estar cerca de Málaga y ser tan importante para" su "familia".

A sus 40 años, Cabezas recuerda que su padre, un exbaloncestista profesional también llamado Carlos, "tuvo que renunciar a su selección por jugar en España" y lo define como "un excelente tirador, con mucha garra y carácter".

"Lástima que no pudiera disfrutar más de la ACB. En Granada, con Oximesa, seguro que habría triunfado. Ascendió a dos equipos pero eligió mal", dijo de su progenitor.