Un Unicaja con más fe que baloncesto fue capaz de superar un arranque nefasto en el WiZink Center para sumar una nueva victoria liguera, que le permite encarar el parón de las Ventanas FIBA con un balance muy interesante de 7-4 en la clasificación. El corte copero está cada vez más cerca y el equipo parece colocado en el sitio justo en el momento justo.

Todo sería maravilloso hoy si Jaime Ferenández no se hubiera retirado en los minutos finales enfadado y con muy mala cara, después de sentir un pinchazo muscular. Habrá que ver la evolución de sus molestias, pero la pinta no es buena. Mala suerte para el base-escolta madrileño, persistentemente castigado por problemas físicos. Llevaba ya Alberto unos segundos en la banda dispuesto a entrar por él, pero el reloj no se detuvo y...

Para Jaime seguro que el parón de estas próximas dos semanas es una "buena" noticia. Pero solo para él en clave cajista. Y es que al Unicaja le dejan ahora sin competición después de acumular 10 victorias en sus últimos 12 partidos, incluidos triunfos de prestigio en pistas duras como La Fonteta de Valencia, el Príncipe Felipe de Zaragoza, el Gran Canaria Arena del Herbalife o la Sala Moraca del Buducnost. Desde el 6 de octubre, solo el Iberostar Tenerife y el Metropolitans francés han podido con un Unicaja cada vez más compacto y que en este mediodía dominical demostró que, sin estar súper, también sabe ganar partidos.

Otra vez la victoria fue más coral que individual. Es verdad que la labor de Alberto Díaz en la dirección fue vital, que los puntos de Francis, cuando peor estuvo el equipo, en el primer tiempo, sirvieron para mantener al Unicaja vivo y que Deon Thompson estuvo brillante en el rebote y en la visión de juego. Pero mención especial, esta vez, para el polaco Adam Waczynski, al que no le tembló la mano en un último cuarto (10 puntos) en el que tuvo un pique anotador con Alessandro Gentile del que salieron ganadores el polaco y el Unicaja, sobre todo por el error en el tiro final del partido del italiano que podría haber provocado un desenlace final muy distinto.

Fue un partido emocionante. El Movistar fue mucho mejor en el primer tiempo, pero tras el descanso el Unicaja igualó las fuerzas y todo se decidió en un cara o cruz final en el que ni el 87-92 a 10 segundos del final fue la sentencia definitiva, que sí llegó con el posteror error en el tiro del alero italiano.

El "Estu" arrancó el partido con una lluvia de triples. Un par de "bombas" de Giedraitis y otras tres de Roberson (las 5 sin fallo) pusieron el +10 a favor de los colegiales, 17-7, en un abrir y cerrar de ojos. El Unicaja sufrió mucho en defensa ante el vendaval de los madrileños, que en 8 minutos sumaban ya 26 puntos. Casimiro tuvo que parar el partido un par de veces, pero la sangría siguió hasta llegar al 29-18 del final del primer cuarto.

Tuvo una buena salida de segundo acto el equipo cajista. Tres robos de balón parecieron cambiar el guión de los minutos anteriores y el Unicaja se puso a solo 3, 29-26. La segunda unidad de Casimiro estuvo mucho mejor que el cinco inicial, tanto atrás como en ataque. Poco a poco el marcador se apretó, hasta que un contraataque culminado por el júnior Yannick Nzosa equilibró las fuerzas, 35-35.

El excajista Aleksa Avramovic asumió protagonismo para relanzar a los suyos en ataque. Las rotaciones de Casimiro frenaron el empuje de los verdes (esta vez vestidos de blanco) y el partido alcanzó el descanso con un preocupante 51-42 a favor de los estudiantiles. Complicado competir cuamdo el equipo rival se va por encima de los 50 puntos.

Volvió mejor el Unicaja al partido que el Estudiantes. Otra vez los de Los Guindos apretaron el marcador a diferencias mínimas. Un triple de Bouteille dentro de los tres últimos minutos del tercer cuarto devolvió la ventaja al Unicaja, 56-57. El equipo mejoró en defensa (solo 12 puntos del "Estu" en todo el tercer cuarto), cuidó su rebote y aunque no estuvo especialmente fino en ataque, fue capaz de alcanzar el minuto 30 con un 63-63, que dejó todo por decidir para lo 10 minutos finales.

El Unicaja salió muy reforzado del accidentado primer minuto y medio del último cuarto, con Thompson sangrando por el labio y Brizuela renqueante en su cadera, tras sendas faltas de Alec Brown, pero con un +6, 64-70, tras tres tiros libres convertidos por Brizuela, con 8:42 por jugarse.

Con el marcador a favor, el Unicaja controló la situación, le puso el ritmo que quiso al partido, pero sin poder acabar con la resistencia de un rival con más vidas que un gato. En un desenlace a cara o cruz, el 90-92 premió la fe del Unicaja, que ahora se rompe en mil pedazos los próximos días con medio equipo con la selección española, Bouteille con Francia, el lesionado Mekel con Israel (no lo entiendo) y Gerun con Ucrania.