Un Unicaja demasiado irregular, que dio la impresión muchas veces de jugar con el freno de mano echado, cedió en la última jornada de la primera fase de la Eurocup ante el Ratiopharm Ulm, lo que le impide acabar la liguilla comno campeón de grupo, un objetivo que tenía al alcance de la mano y que no pudo o supo o quiso consolidar.

Había cierto debate en las horas previas sobre si era mejor acabar primero o segundo, en función de lo que le esperará a partir de enero en el Top 16. Si ganaba a los germanos, le esperaban el Lokomotiv Kuban, el Dolomiti Trento y el Partizan. Hubiera sido un grupo durísimo. Eso es indudable. Perdiendo, los rivales todavía están por definir. Es seguro el Nanterre francés (cuarto del grupo D) y los otros dos serán el Joventut o el Bourg galo (campeón del Grupo A) y el otro será el Monaco o el Andorra (tercero del grupo C). Es verdad, que mirando uno y otro grupo parece muchos más sencillo el camino que tienen ahora por delante los chicos de Luis Casimiro. Pero ojo porque este grupo en el que jugará el Unicaja la próxima fase se cruza en el play off de cuartos de final contra el del Virtus de Bolonia y eso obligará a ir a por todas y a no fallar casi nada desde la primera jornada del Top 16 para evitar a toda costa a los de Sasha Djordjevic.

Fue un partido raro en el que lo mejor fue, sin duda, volver a ver a Jaime Fernández sobre el parqué. Su regreso, ya recuperado de su lesión muscular, fue la gran noticia del partido. El madrileño y Frankie Ferrari (que esta vez no podía participar por no estar inscrito en la Eurocup, al haber jugado ya esta primera fase con el Herbalife) serán a partir de ahora la pareja de bases hasta que Alberto Díaz y Gal Mekel salgan de la enfermería, iniciado ya el próximo año 2021.

Los verdes fueron muy superiores al Ratiopharm Ulm en el primer cuarto. Pero a partir de ahí se igualaron las fuerzas y ya hubo un intercambio de golpes que se decidió por acciones puntuales en el minuto final, en el que ellos sí acertaron y el Unicaja, no.

Fue un partido de mucho ritmo, de muchas carreras para uno y otro lado, lejos del baloncesto control de otro tipo de partidos con más tensión por lo que hay en juego. El Unicaja estuvo muy entonado. El primer cuarto fue un pim pam pum en el que los de Casimiro fueron capaces de marcar un primer parcial interesante, 24-17.

Las rotaciones desde el banquillo frenaron el ritmo del equipo en un segundo cuarto muy gris de los malagueños. Sobre todo en ataque. El Ulm lo aprovechó para equilibrar el marcador, primero y para incluso irse al descanso con una ligera ventaja en el electrónico, 45-51.

Salió muy enchufado el equipo verde del intermedio. Otra vez se sintió cómodo corriendo y anotó con solvencia para volver a ponerse por delante después de un buen parcial de 13-3, para el 58-54. El equipo alemán se rehizo después de un tiempo muerto de Jaka Lakovic. Conger hizo daño y el marcador volvió a igualarse, 63-63, dentro de los 3 últimos minutos. El partido alcanzó el cuarto final con 71-68 y todavía todo en juego, sobre todo para los verdes, que si ganaban o perdían tenían un camino u otro bastante diferente de cara a la segunda fase continental.

El último cuarto fue un intercambio de golpes. Osetkowski, un pívot muy interesante, por cierto, asumió todo el protagonismo ofensivo de su equipo. Hizo mucho daño en la pintura y desde la línea de tiro libre, lo que permitió al Ulm volver a ponerse por delante, 82-84. El marcador alternó para un lado y para otro. Con 90-91, ya en el minuto final, el onmnipresente Osetkowski anotó un triple para el que el Unicaja ya no encontró respuesta.

El Unicaja se despide de la primera fase continental con un récorde de 7-3, tras 10 jornadas de mejores números que sensaciones. A partir de ahora toca resetear. Adiós primera fase, hola Top 16.