Afición

La primera Copa del Rey sin público

La pandemia del coronavirus provocará que las gradas del WiZink Center estén vacías en esta cita copera de este 2021

Varios seguidores, durante el pasacalles de los aficionados de los equipos participantes en la Copa del Rey de Málaga del año pasado. | LA OPINIÓN

Varios seguidores, durante el pasacalles de los aficionados de los equipos participantes en la Copa del Rey de Málaga del año pasado. | LA OPINIÓN / Beatriz Tocón

Beatriz Tocón

Málaga

Hace ahora 12 meses, hacía calor en Málaga. Las temperaturas en febrero no suelen marcar referencias muy altas en el mercurio, pero durante aquella semana sí hacía calor en la capital de la Costa del Sol. La ciudad, además, olía diferente con la llegada al Palacio Martín Carpena de la Copa del Rey Málaga 2020. Una Copa en la que aficiones de 7 equipos (8 en este caso, porque vino una amplia representación de seguidores del Baskonia, aunque su equipo no se clasificó) llegaron a Málaga para unirse a la «Marea Verde». Todo eso, en este 2021, es solo un recuerdo del pasado. Y es que los aficionados esta vez ni siquiera pueden salir de su Comunidad Autónoma. Todo ha cambiado. El baloncesto tiene frío y Madrid estará vacía.

Siempre se dice que las primeras veces son especiales. Casi siempre es cierto. Ver debutar a un jugador en un partido oficial es especial. Que tu equipo gane un título como la Liga, la Copa del Rey o juegue por primera vez la Euroliga es especial. El primer Mundial de baloncesto en el que España consiguió el oro evidentemente fue especial. Sin embargo, durante este último año nos hemos tenido que enfrentar a «primeras veces» que nos han obligado a quedarnos en casa y que han sido todo lo contrario a «especiales», al menos, en el buen sentido de esta palabra.

Por culpa del maldito coronavirus, desde marzo, es la primera vez que los pabellones han estado vacíos, es la primera vez que la Liga Endesa tuvo que pararse e incluso las competiciones europeas se suspendieron. Pero lo que va a ocurrir a partir de hoy, en la Copa 2021, es, quizás, lo más triste que nos quedaba por ver en el mundo del baloncesto: La Copa del Rey de 2021 de Madrid será la primera edición de la historia en la que no habrá público en las gradas.

La ciudad de Málaga fue afortunada hace ahora un año. No sabemos hasta qué punto. El olor a mar se mezclaba hace 12 meses en el entorno del palacio José María Martín Carpena con el del baloncesto, que rebosaba por todas partes. El silencio al que ahora, por desgracia, estamos acostumbrados, no existió en ningún momento en la Copa 2020. Los alrededores del Carpena, el transporte público, las calles más emblemáticas del centro de la ciudad… Málaga tenía vida y rebosaba baloncesto, una vida que no habrá en Madrid porque esta semana a la Copa le faltará su esencia, las 8 aficiones de los equipos clasificados.

En el WiZink Center solo se oirán los botes del balón, el chirriar de las zapatillas y las voces de los entrenadores. Nada que ver con aquel Martín Carpena de febrero de 2020. Todo era entonces multicolor con banderas, camisetas, bufandas.... Ahora todo eso está en casa guardado en un cajón. También se han quedado en casa todos los instrumentos musicales que llevaron la fiesta a la Plaza de la Constitución en ese pasacalles de charangas que hicieron retumbar las calles de Málaga para hacerles saber a «cuatro» turistas despistados que la fiesta de la Copa del Rey de baloncesto se estaba celebrando en la capital costasoleña. Con camisetas con colores diferentes, pero sin rivalidad, sin importar cuál había sido el resultado del día anterior ni cuál iba a ser el de esa misma tarde. Málaga brilló entonces, Madrid estará apagada ahora.

Los equipos tampoco afrontan igual la competición desde el punto de vista emocional. Que le pregunten al Unicaja lo importante que fue jugar con su afición en casa durante la Copa del año pasado. Que le pregunten a la plantilla cómo de especial fueron los momentos de comunión entre el equipo y la afición, tras ganar los cuartos de final y las semifinales.

El baloncesto se tendrá que jugar en el WiZink Center en silencio, sin el ruido de la afición, sin cánticos y sin el jolgorio que siempre va paralelo a la disputa de la Copa.

Esta vez nos perderemos el bullicio del Metro de Madrid rumbo a la calle Goya. La afición tampoco podrá celebrar hasta altas horas de la noche la clasificación de su equipo para la siguiente fase. Ahora lo que manda el reloj es que te apresures para volver a casa con el tiempo suficiente para cumplir con el toque de queda. Nadie podrá quedarse en un bar para comentar la remontada o cómo afrontar el encuentro contra el próximo rival. Ni siquiera Madrid ha tenido la oportunidad de vivir la previa de la competición de la forma en la que la conocíamos hasta ahora porque todo ha cambiado. Nada es como había sido hasta ahora.

Afrontar el torneo sin la afición hace que la competición luzca en su primera impresión descafeinada. Ya es extraño ver los partidos de Liga Endesa por la televisión sin público, hasta el factor de jugar en tu propia cancha se ha perdido y buen ejemplo es el Unicaja y sus muchas derrotas de este curso en el Carpena. Ni para la afición ni para los equipos será igual esta Copa. ¿La fiesta de la afición, sin afición? La vida debe continuar su curso, pero todo alrededor de la Copa del Rey pierde con esta maldita pandemia. Es el torneo de las sorpresas y la mayor sorpresa a la que se enfrenta en este 2021 es la de tener, desgraciadamente, las gradas vacías.

El mundo del carnaval no concibe la celebración de su fiesta sin el público en las calles cantando y bailando. El mundo del teatro no concibe la manifestación de una historia sin el público en sus asientos, sin esa interacción que le da la vida a los actores. La Rosaleda tampoco concibe acoger un partido del Málaga CF sin sentir de forma física a la afición animando a su equipo. ¿Y el baloncesto?... Pues el baloncesto nunca concebirá que su semana más ilusionante, la de la Copa del Rey, no tenga a las ocho aficiones en el pabellón dando colorido al espectáculo sobre el parqué. El público pierde, la ciudad pierde y el deporte pierde. El baloncesto tiene frío y Madrid estará vacía.

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