ACB/Jornada 34

El último, que cierre la puerta

El Unicaja despide con una derrota en Lugo (93-84) la peor temporada de las últimas décadas y a partir de ahora hace borrón y cuenta nueva pensando en su próximo proyecto 2022/2023

Dzanan Musa ante varios defensores del Unicaja.

Dzanan Musa ante varios defensores del Unicaja. / ACBPHOTO/C.CASTRO

Beatriz Tocón

Beatriz Tocón

Se acabó el suplicio. ¡Por fin! La temporada más desesperante, ruinosa y patética de la historia reciente del Unicaja ha terminado. Lugo fue este sábado el epílogo a 9 meses que serán de por vida historia negra de un club que ha fracasado en todos los objetivos, nacionales y europeos, que se había marcado para este curso 2021/2022.

El Unicaja cayó derrotado de forma pésima (93-84) en la pista del Breogán. Pero en realidad ya da lo mismo. Era un partido intrascendente, sin nada en juego, solo el último capítulo de esta serie mitad de terror y mitad de ciencia ficción que ha firmado el Unicaja durante toda la temporada.

En Lugo se cierra una etapa. Eso es evidente. El proyecto deportivo que presentará el Unicaja a partir del próximo verano no tendrá nada que ver con lo que se vio en estos últimos 40 minutos de la temporada en el Pazo dos Deportes. La mitad de los jugadores que saltaron a la pista para medir fuerzas contra el Breogán (incluso más de la mitad) no estarán el día 1 de la próxima pretemporada haciendo exámenes médicos y comenzando a sudar. 

El Unicaja va a hacer una apuesta nueva en busca de la necesaria mejoría que le sirva para recuperar sensaciones deportivas y también a su masa social, muy enfadada después de lo padecido todos estos últimos meses.

Fue un partido que honró lo vivido durante estos meses: un equipo muerto en defensa y nefasto en ideas asociativas para hilar el ataque. El enésimo bochorno al que la afición ya ha quedado más que acostumbrada este año con unos jugadores que no han luchado la camiseta. Ni siquiera el primer cuarto llegó a tener historia, con el Breogán por delante desde el inicio (13-7). Y si no la tuvo el inicio, ya menos lo hizo el segundo período, en el que definitivamente bajaron los brazos (55-32).

A partir de ahí, sí que compitieron algo mejor, pero tampoco valía de nada con la diferencia del tercer cuarto. Lo cierto es que hacerlo peor también era difícil. Así que aprovecharon el acierto en el tiro, pero no una mejor defensa (77-56) porque la pintura del Unicaja seguía sufriendo cada ataque de los breoganistas. Sin embargo, los de Ibon Navarro llegaron a situarse en un 82-72 en un maquillaje que también ha sido muy habitual todo el curso. Finalmente, Musa, Kalinoski y compañía, que celebraban ante su afición el espectacular año, decidieron que ya había sido suficiente para acabar el partido con +9 (93-84).

Lo dicho. Colorín colorado... este suplicio se ha acabado. Ahora toca trabajar duro en los despachos con el objetivo de que esto no vuelva a ocurrir. Aprender de los errores del pasado para edificar un nuevo Unicaja que empiece a parecerse lo más posible a aquel de hace unos años que no siempre ganaba, es verdad, pero que se dejaba hasta la última gota de sudor en la pista en cada partido. Aquel era un Unicaja del que su afición estaba orgullosa cuando era campeón, pero también cuando se quedaba en «semis» o en cuartos en el play off o caía a las primeras de cambio en la Copa del Rey. Objetivos todos ellos que antes se veían como obligatorios, pero que ahora son solo lejanos recuerdos en la memoria verde y morada. 

Adiós temporada 2021/2022. Tanta paz lleves como dejas. El último, que cierre la puerta, eche el candado y tire la llave al mar.

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