Liga Endesa

71-76: El Unicaja hace sufrir al Real Madrid

Derrota del equipo de Ibon Navarro en un Martín Carpena abarrotado, ante un rival que sudó hasta el último minuto para sobrevivir a una gran versión del equipo verde y morado

Emilio Fernández

Emilio Fernández

¡Qué cerquita estuvo! Hasta el penúltimo ataque del partido no pudo respirar el Real Madrid frente a una gran versión del Unicaja. Los verdes opusieron toda la resistencia posible. Lo intentaron todo. Tiraron de variantes defensivas, de su rotación de 12 jugadores, de un gran Brizuela... La verdad es que no se le puede pedir mucho más al equipo verde, que metió miedo e hizo sufrir al campeón de Liga, pero no le valió para sumar el ansiado triunfo.

Había que hacer un partido casi perfecto y esperar un mal día del rival. El equipo estuvo muy serio, pero sin el mejor Perry o sin el mejor Kalinoski fue imposible. Si hubiera habido un poquito de más acierto desde el 6.75 quizás el final habría sido otro muy distinto. Pero eso ya es solo utopía...

Fue una pena porque el Carpena apretó de lo lindo y estuvo muy cerca de disfrutar una fiesta de esas propias de otra época. El Palacio se llenó como ya ni nos acordábamos (10.602). Había unos cuantos seguidores blancos, es cierto, pero muchísimos menos que otras veces. La "Marea Verde" se lo pasó pipa de principio a fin. Tiró del equipo cuando más falta hizo, reaccionó a cada fallo de los jugadores verdes con aplausos de ánimo y a cada acción positiva de los suyos con una atronadora ovación. El público ejerció de "jugador número 6". Y eso sí que es un triunfo.

Hay que reconocer que ganarle al Real Madrid era un reto demasiado exigente. Este nuevo proyecto del Unicaja 22/23 ha mejorado respecto a los de las últimas temporadas y a un partido puede pasar cualquier cosa, pero lo cierto es que Madrid y Unicaja viven a día de hoy dos realidades deportivas diametralmente opuestas. Ellos son un equipo capacitado para ganar todos los títulos y son favoritos casi cada partido que jueguen. Da lo mismo si es de Liga Endesa o de Euroliga. ¿El Unicaja? Pues viniendo de donde viene, competirle de tú a tú este domingo al gigante blanco ya es dar un primer paso hacia todos esos objetivos que pueden estar por venir.

El Unicaja fue casi siempre a remolque. Pero es verdad que no se rindió nunca. Ni las dos o tres veces que el rival se fue con más de diez de ventaja bajó los brazos. Al contrario, tuvo reacción a cada golpetazo de los blancos. Esa es otra novedad respecto al del curso pasado y al del anterior. Que sigue y sigue y sigue.

El Real Madrid llegó a Málaga invicto y se va del Carpena exigido, pero manteniendo su racha inmaculada. Sobre todo por dentro es un rival de otro nivel, con el trío Yabusele-Poirier-Tavares, que exhibe un poderío de centímetros, potencia y talento inagotable.

El primer cuarto fue de tanteo. La defensa del Real Madrid, con muchas manos en línea de pase y un poderío físico brutal debajo del aro ensució el juego de ataque de un Unicaja que no se sintió cómodo en ningún momento. Circular el balón fue un suplicio para un Unicaja siempre por detrás en el marcador, desde el 0-8 inicial. Apretaron los de Navarro en defensa y eso les permitió, al menos, mantenerse siempre cerca de su rival, que alcanzó el minuto 10 con "solo" 4 puntos de ventaja, 14-18.

Navarro movió su banco y encontró siempre intensidad atrás, pero le faltó alguien en ataque para tirar del carro. Brizuela, el último en salir, fue el que meneó el árbol. Cinco puntos seguidos del vasco y una canasta de Osetkowski colocaron al Unicaja por primera vez por encima en el marcador, 25-23. El Carpena se volvió loco. El Madrid contestó a la reacción verde metiendo balones dentro para que Tavares y Yabusele ejercieran su abrumador dominio de físico y centímetros en la pintura. A Chus Mateo le salió bien la apuesta y los blancos se fueron 6 arriba al descanso, 31-37.

Un 0-7 en el inicio del tercer cuarto provocó que Ibon Navarro pidiera tiempo muerto. El equipo reaccionó. De un muy amenazador 31-46 se pasó a un 38-46 mucho más "justo" con lo que se estaba viendo sobre el parqué. Los pívots blancos siguieron haciendo sangre en ambos lados de la pista y el Unicaja sufrió para mantenerse cerca en el marcador. Brizuela volvió a darle aire al equipo en ataque y el partido alcanzó el minuto 30 con 47-56.

El Unicaja siguió creyendo. Ni con 51-63, dentro de los 7 últimos minutos, tiró la toalla. El equipo, jaleado por su afición, tuvo todavía margen para un último arreón. Se colocó a solo 5, 66-71, a 1.19 del final. Una falta personal, más técnica a Tavares, puso el 69-71. El Palacio se encendió con ese grito multitudinario que casi siempre se convierte en gafe del: "Sí se puede, sí se puede". Llull apareció (como casi siempre) para anotar una canasta y dos tiros libres que acabaron con la ilusión de los verdes.

Esta semana no hay Basketball Champions League. El Unicaja tendrá así tiempo para pensar en lo que pudo haber sido y no fue este domingo. La próxima cita llegará el próximo fin de semana en Girona. Allí esperarán, también en horario de matinal dominical, Marc Gasol y su equipo.

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