Otra victoria más para este insaciable Unicaja 22/23. Esta vez en versión europea, a domicilio y para colocarse líder en solitario en la clasificación del Grupo K del Round of 16 de la Basketball Champions League (BCL). El Unicaja asaltó esta última noche de enero la cancha del Limoges CSP y se coloca 2-0 en la tabla a la espera de que el Galatasaray (derrotado en su pista por el AEK unas horas antes) visite el Martín Carpena la próxima semana, en la que será ya la última jornada de la primera vuelta de la liguilla europea.
En el Palais des Sport de Beaublanc, el equipo de Ibon Navarro supo demostrar su superioridad sin necesidad de hacer un partido estelar. Los verdes jugaron con el freno de mano echado, pero con un dominio de la situación digno de elogio. Esta vez no necesitó el equipo la mejor versión de sus tres "francotiradores" exteriores. No fue el mejor día en el tiro de Brizuela, Carter y Kalinoski, pero dio igual. Por poner alguna pega, la verdad es que le faltó cierto "instinto asesino" para finiquitar antes al rival, que entró solo 10 abajo en el último cuarto. Pero el +17 final no admite ni duda ni tampoco queja.
Ojo al valor de este triunfo. En una liguilla de solo seis jornadas, ponerte 2-0 tras dos partidos es colocar pie y medio en la siguiente fase. Lo que pasa es que este Unicaja es ambicioso y quiere pasar como campeón de grupo para tener ventaja de cancha en el posterior play off de cuartos. Y para eso deberá ganar al menos dos o tres partidos más. ¿Difícil?, sí, pero no imposible. Y menos para este equipo tan fiable en ambos lados de la cancha.
No fue un buen primer cuarto del Unicaja. Tampoco malo, pero como estamos acostumbrados a caviar, nos pareció poco. Los verdes fueron de más a menos. Arrancaron acertados y dominantes, pero con un Lang especialmente inspirado, el Limoges fue imponiendo su ritmo para alcanzar el minuto 10 con ventaja en el marcador, 19-17.
Se puso el Unicaja las pilas a partir del segundo cuarto. Ibon Navarro encontró un filón ofensivo en la pareja interior Osetkowski-Kravish, 21-27. El Limoges no se rindió, pero el Unicaja siguió con su ritmo de rotaciones cortas para no perder intensidad en la cancha, lo que le valió para alcanzar el descanso ya con 11 puntos de renta, 34-45.
Volvió el Unicaja del intermedio dispuesto a disipar cualquier duda. El entrenador del Limoges paró el partido con un +14 para los de Málaga, 36-50. Tuvo mucha paciencia el Unicaja para buscar siempre la mejor opción de tiro en ataque y eso le permitió tener muy buenos porcentajes e ir minando la moral de un Limoges que se vio avasallado en ese tramo por los verdes y morados, 42-58.
El partido entró en los 10 minutos finales con 53-63 y mucho trabajo hecho. Intentó el equipo galo engancharse al marcador a base de triples, pero les faltó acierto para creerse que podían remontar. El intercambio de canastas en el arranque del último parcial favoreció los intereses de un Unicaja. El 58-71, a 5.46, provocó que el rival sacara ya la bandera blanca a la espera del bocinazo final. A más de 20 se fue la diferencia en el esprint final, para cerrar definitivamente el partido con el 67-84.
Pasado el test de Limoges, el Unicaja regresa a casa para preparar la próxima cita, que será el sábado que viene en la pista del Gran Canaria (20.45 horas). Otra prueba de nivel que servirá para calibrar cómo está el equipo a menos ya de dos semanas para la Copa del Rey de Badalona.