El Real Madrid, rival del Unicaja, en crisis por el 'austericidio' de Florentino Pérez

El Real Madrid ha encadenado dos derrotas consecutivas en la Euroliga en esta semana de doble jornada europea, antes de recibir al Unicaja, que no ha sentado bien a los de Chus Mateo. Después de caer ante Asvel sobre la bocina con una canasta de Paris Lee (80-78), fueron arrasados este jueves por el el Fenerbahçe de Sarunas Jasikevicius en Madrid (70-82) encadenando además su segunda derrota consecutiva en casa, ya que habían caído previamente antes en Madrid frente el Anadolu Efes (64-74). 

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Desmantela la plantilla y reduce los gastos

La de este jueves es la octava derrota de la temporada en Euroliga, lo que deja al Real Madrid en la 13ª posición de la tabla clasificatoria, con solo seis triunfos. Nada que ver con las siete derrotas en 34 partidos de la pasada temporada. La explicación radica en la salida de varios pesos pesados del vestuario como Sergio Rodríguez, Rudy Fernández, Poirier, Yabusele, Causeur… Lo explicaba el propio Jasikevicius al finalizar del partido en el que el Fenerbahçe se llevaba la victoria: "Si tú piensas en quiénes han salido del Real Madrid este verano, ves que esa gente puede formar un quinteto titular para ganar la Euroliga". 

A eso se le ha sumado además la aplicación de una política de ahorro por parte del club, que ha tenido que invertir en la remodelación de un estadio que ha triplicado sus costes. Esto ha provocado que el banquillo tenga menos profundidad, obligando a pasar más minutos en cancha a jugadores como Facundo Campazzo, que en marzo cumplirá 34 años, o a Walter Tavares. 

Chus Mateo se ha encontrado con este nuevo escenario en el que además se ha producido un bajón destacado en el rendimiento de jugadores como Dzanan Musa o Gabriel Deck, ambos muy por debajo de sus rendimientos habituales. Quien parece haber dado un paso adelante es Mario Hezonja, pero aún tiene episodios de irregularidad que el equipo nota en demasía. De los demás se nota la bisoñez de un voluntarioso Eli Ndiaye, la falta de ritmo de un Usman Garuba que no se termina de acoplar, la falta de confianza de Mateo en Xavier Rathan-Mayes, los problemas para arrancar de Andrés Feliz o la intrascendencia de un Serge Ibaka que no está a la altura como relevo de Tavares. Y a todo eso se suma la participación del capitán, Sergio Llull, que actúa más como revulsivo, mientras el joven Hugo González no termina de dar un puñetazo en la mesa.

Un problema anímico

Las derrotas están haciendo daño anímicamente al equipo, que no termina de estabilizarse y crecer con los nuevos refuerzos. Chus Mateo ponía el acento en este aspecto al final del encuentro ante los turcos. "Cada vez que tenemos problemas nos venimos abajo", sentenciaba el técnico. La realidad es que este Real Madrid se ha convertido en un equipo vulnerable, especialmente lejos del Wizink Center, donde solo ha ganado uno de los seis partidos que ha disputado en la Euroliga, y uno de los cuatro que ha jugado fuera en la ACB, donde es cuarto con seis victorias y tres derrotas. Dos victorias en diez partidos que retratan perfectamente su pérdida de competitividad en esta temporada 2024-25. 

Son muchos los nombres de posibles refuerzos que han surgido, desde Cordinier al cajista Dylan Osetkowski pasando por Lonnie Walker o Motley. Pero la realidad es que los refuerzos que pidió Mateo no han llegado y la sección de baloncesto del Real Madrid no está llevando bien esta política de restricciones. Florentino ha apretado el cinturón al club para acabar el estadio y esa medida transversal está pasando factura también al baloncesto.