El rincón de Rafael Inglada se sitúa en las playas de El Palo. Él tiene una razón de peso para escogerlas por encima de otros lugares y se debe a sus orígenes. "Es el barrio de mi infancia, siempre que voy vuelvo para recordar mi niñez, mis raíces, a donde iba con mi familia". Destaca la zona donde estaba Casa Pedro. Esos son sus motivos personales, pero hay otros con los que más personas pueden sentirse identificados.

Inglada acude por la tranquilidad y la relajación que se respira en el ambiente, "aunque estés en la ciudad te alejas". Afirma que es un sitio idóneo ya que invita a pensar, a meditar y, cosa muy importante, para alejarse de los problemas. Esa tranquilidad que tanto le gusta le invita a leer. Pero no es lo único, también es agradable acudir con los amigos. De pequeño sí iba a merenderos, a veces puede apetecerle acudir a tomar unas sardinas o una cerveza pero ahora no suele ser su punto fuerte: "voy un poco a contracorriente, son diferentes formas de disfrutar de la vida".