­Uno de los mayores alicientes turísticos de Málaga es la conservación de su patrimonio histórico. Aunque no existe una guía oficial que lo explique, son muchos los edificios que integran yacimientos arqueológicos descubiertos durante su construcción. La muralla fenicia, las tenerías islámicas o las piletas de salazones romanas son algunos de los vestigios que se conservan de los orígenes de la ciudad. A continuación, os proponemos una ruta por los distintos espacios que albergan en su interior un trozo de historia.

Las murallas del subterráneo de la plaza de la Marina

Estos restos corresponden a la zona portuaria y a viviendas extramuros de la Málaga musulmana. La muralla nazarí se localiza en el sector oeste del aparcamiento y consta de un paramento recto en la cara interna con una pequeña inclinación en la cara externa. Además, tiene adosados dos baluartes de planta semicircular, revestidos de una rosca de ladrillo. En la zona este se halló el muro portuario, de 26,80 metros de largo y 2,5 metros de alto, realizado en mampostería, que ha sido rebajado en su remate hacia el interior. Ambas murallas eran utilizadas para la defensa en la Baja Edad Media y la Edad Moderna.

Las piletas del Rectorado

En el vestíbulo del edificio de la Universidad de Málaga se pueden visitar varias piletas de finales del siglo III al IV, que reflejan la importancia portuaria de Málaga desde la época romana. Las piletas, que se disponían con alineación al sol naciente a lo largo de la ladera sur de la Alcazaba, son construcciones sobre la pizarra natural del terreno, revestidas con capas de mortero hidráulico (opus signinum) para garantizar su impermeabilización. En ellas se maceraba el pescado para elaborar salsas como el garum, una pasta comestible de sabor picante compuesta por vísceras y restos de pescados, por la que se pagaban precios astronómicos en todo el Imperio Romano.

Los restos de la pirámide de cristal de la calle Alcazabilla

Se trata de unos yacimientos de la misma tipología que los hallados en el edificio del Rectorado. Entre los siglos VIII a. C. y II a. C., la órbita romana llegó a Málaga para convivir en la ciudad que fundaron los fenicios. No fue hasta el siglo I a. C, con la llegada de Augusto y el cambio de Roma de República a un Imperio cuando surgió la voluntad de legitimar el poder y se levantaron muchos edificios monumentales, que representaban el poder romano y lo que es el poder del emperador. Entre ellos, estaba el Teatro Romano de Málaga. Las piletas de salazón, que eran utilizadas por estas civilizaciones para la conservación del pescado, representan toda la actividad industrial de la zona. Al caer en desuso, fueron perdiendo su estructura y quedaron los restos que se pueden ver desde la pirámide, aunque desde arriba no se puede apreciar la profundidad que realmente presenta la pileta.

El hipogeo hallado en el aparcamiento subterráneo de la Alcazaba

Aunque en su origen la cámara funeraria presentaba unas dimensiones de 3,5 por 4,7 metros, a día de hoy no se conserva prácticamente nada. Esto se debe a que cuando los arqueólogos accedieron al espacio, ya se habían destruido la mayor parte de los yacimientos. Durante la exploración del hipogeo se encontraron restos de cuatro individuos que podían haber sido enterrados mediante el rito de la inhumación.

Los restos fenicios del Palacio de Buenavista presentes en el Museo Picasso

Al echar abajo el Palacio de Buenavista se descubrieron los restos de una torre fenicia construida a finales del siglo VI a.C. que formaba parte de la muralla que protegía la ciudad en su lado norte. Además, se conserva un ánfora greco-itálica en su estado original casi al completo y restos de las habitaciones internas de una de las torres fenicias. También pueden contemplarse en el interior del museo restos del suelo del Palacio de los Condes de Buenavista, construcciones de una vivienda fenicia y piletas romanas fechadas en los siglos III al V d. C.

La muralla del Museo Interactivo de la Música

El trozo de muralla presente en el MIMMA presenta obras superpuestas de tres fases constructivas distintas: la obra original del siglo XI, la estructura defensiva de la época almohade (siglo XII) y un fragmento de estructura de mampostería encintada, que pertenece a la reforma de Yusuf (siglo XIV) y se encuentra encastrada entre los restos de la muralla anterior y la medianera del edificio. La muralla fue perdiendo poco a poco su función defensiva, sobre todo en el sector norte de la ciudad, y más tarde se edificaron viviendas adosadas o que apoyaban sus muros traseros directamente sobre las defensas de época hispanomusulmana y de su demolición surge la reordenación y apertura de las actuales calles Álamos y Carretería.

La puerta de la ciudad que se introduce en la librería Proteo

Se trata de uno de los dos torreones de la Puerta de Buenaventura, una construcción forrada de ladrillos (la medianería del siglo XIX). La torre, datada en el siglo XIX, tenía en su origen ocho metros de ancho y nueve de alto, que quedaron rebajados a 4,50 metros al ser integrados en las viviendas que se le habían adosado. A dos metros del torreón se encontraron los cimientos de la barbacana construida en el siglo XIII. Tras las excavaciones, el muro de ladrillo que convive hoy en día con la muralla en el interior de la librería recibió un tratamiento especial con el fin de diferenciarlo del original.

Los yacimientos hallados en el interior del Hotel Tribuna

Se trata de los restos de la barbacana también presente en la librería Proteo. Junto a los yacimientos, ubicados en el sótano del restaurante del hotel, hay un cartel explicativo sobre la arquitectura militar del siglo XIII. La barbacana consiste en una obra de fortificación situada frente a las murallas, cuya finalidad era proteger una puerta de acceso. Para verla, solo hay que bajar las escaleras que se encuentran en el restaurante.

Las murallas del Hotel Vincci Posada del Patio

En la planta baja del hotel encontramos un amplio recorrido por la muralla de la medina musulmana (siglo XI-XVIII) y la muralla romana portuaria (siglo IV d.C.). Se trata de uno de los yacimientos arqueológicos mejor conservados de la ciudad y desde el bar del hotel puede observarse una espectacular perspectiva de la cara exterior de la muralla. La muralla andalusí es uno de los elementos más destacados de la configuración de la Málaga musulmana ya que, además de tener un significado simbólico y propagandístico muy evidente, implica un sentido práctico: la defensa frente a una agresión exterior. A lo largo del recorrido que plantea el hotel, los visitantes pueden apreciar los restos de una calle de la época, las fachadas de sus casas, las canalizaciones que evacuaban al río las aguas residuales y una imponente torre, que podría corresponder a la Puerta del Río.

Las tenerías de la tienda Andrés Olivares

La tienda ubicada en la conocida plaza de las Flores aloja en su interior unas tenerías de época islámica dedicadas al curtido de pieles, que formaban parte del barrio de los curtidores. El complejo artesanal tiene una profundidad de tres metros y se encuentra formado por unas estructuras de mampuestos y ladrillos, donde quedan embutidos unos recipientes cerámicos llamados alcadafes en los que se trataban y tintaban las pieles. Los restos, que se descubrieron tras un largo periodo de excavaciones, pueden observarse a través del suelo, gracias a una luz especial que hay instalada en el establecimiento.