En los últimos 20 años su población ha bajado un 61% en España. La fuerte presión que sufre por la caza y la alteración de los hábitats agrarios, principales amenazas

La Sociedad Española de Ornitología (SEO), que ha declarado la codorniz común (Coturnix coturnix) Ave del Año 2020, ha mostrado su preocupación por el estado en que se encuentran sus poblaciones en la Península Ibérica. Por ello, esta entidad ha solicitado al Ministerio que sea declarada oficialmente como especie en peligro de extinción.

Actualmente en España se contabilizan apenas 225.000 ejemplares, habiendo sufrido un declive poblacional en los últimos 20 años del 61%, según los datos de seguimiento de aves de SEO/BirdLife (1998-2019), un descenso que se mantiene constante sin visos de recuperación a pesar de las variaciones anuales debidas fundamentalmente a la climatología y la dinámica reproductiva de estas especies.

"La situación de la especie es alarmante, el declive es tan grave que podría cumplir los criterios de amenaza que indica la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como para ser catalogada como una especie en peligro", ha anunciado Ana Carricondo, coordinadora de Programas de Conservación de SEO/BirdLife.

Ejemplar de codorniz común. Foto: SEO Necesidad de protección de la especie

Necesidad de protección de la especie Además de su inclusión dentro de la lista de la UICN, SEO/BirdLife ha solicitado al Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) que la especie sea incluida dentro del Catálogo Español de Especies Amenazadas y que, teniendo en cuenta su tendencia descendente de sus poblaciones, se la adscriba a la categoría de En Peligro de Extinción. A juicio de la organización, los motivos para incluirla en esta categoría son, a parte la mala situación de sus poblaciones en la actualidad, que las amenazas que pesan sobre la codorniz seguirán afectándola en los próximos años y que la evolución estimada de la población para las próximas generaciones mantendría un declive superior al 50%.

La ONG considera que, con la catalogación de la codorniz común, se daría el necesario impulso y respaldo legal para que las comunidades autónomas, con competencia en su protección, elaboraran los correspondientes planes de recuperación de la especie y pusieran en marcha medidas de conservación y mejora del hábitat, además de eliminar la presión cinegética, iniciando así el camino más eficaz para conseguir un estado de conservación favorable.

Foto: Shutterstock/SEO Medidas en la nueva PAC

Medidas en la nueva PAC

En este año, SEO/BirdLife ha solicitado que la nueva PAC tuviera en cuenta la conservación de especies en declive como la codorniz común impulsando y proponiendo medidas beneficiosas para especies tan representativas de estos ecosistemas como la codorniz común y para la biodiversidad en general.

También, un año más, en el mes de agosto comenzaba la media veda y la organización volvía a denunciar la autorización de la caza de especies de aves que presentan un alarmante declive como la codorniz común o la tórtola europea (con un declive poblacional del 32%).

Asimismo, tanto en los consejos de caza como en las alegaciones a las diferentes órdenes de veda aprobadas por las comunidades autónomas, se recordó que no se debía autorizar el aprovechamiento cinegético de especies que presenten un estado de conservación desfavorable o de las que se desconocen sus niveles poblacionales, tal y como establece la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad y la normativa europea.

Mapa de distribución de la codorniz común en España. SEO Amenazas para la especie

Amenazas para la especie

La principal amenaza que sufre la especie en España sigue siendo, a pesar de todo, la alteración de los hábitats agrarios, de los que depende su alimentación y reproducción. Además, la fuerte presión cinegética a la que se ha visto sometida la especie (con más de un millón de individuos cazados anualmente, muchos de ellos procedentes de sueltas) y la contaminación genética, causada por antiguas sueltas de codorniz japonesa o de híbridos con fines cinegéticos, suponen una amenaza adicional, a lo que se suman los efectos que el cambio climático puede estar teniendo ya sobre sus patrones migratorios y su éxito reproductor, así como a los posibles problemas en sus zonas de invernada.

Según datos de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife, durante la época invernal la especie está ausente en gran parte de España. Su presencia es escasa y puntual, fundamentalmente en el cuadrante suroeste, sobre todo las vegas altas y bajas del Guadiana y los tramos medios de los valles del Guadalquivir, y en menor medida del Tajo. Se conoce la presencia ocasional en zonas de Galicia, meseta norte, valle del Ebro y cuadrante sureste peninsular.

<a href="https://seo.org/wp-content/uploads/2013/11/F66-Video.mp4">https://seo.org/wp-content/uploads/2013/11/F66-Video.mp4</a> En invierno, las codornices son habituales de zonas llanas dedicadas a cultivos agrícolas, a escasa altitud, por lo que gozan de una climatología invernal atemperada; también se observan en herbazales junto a playas y riberas con poca vegetación, así como en linderos y márgenes de campos cultivados que conservan la vegetación herbácea tras la cosecha. En este momento del año, es una especie muy difícil de detectar, ya que no emite su característico canto y es posible que pase bastante desapercibida, dando lugar a que se infravalore su población.

La mejor época para verla es en primavera cuando regresa a España para criar, habiendo sido este año algo inusual ya que, según los datos de la plataforma eBird registrados desde enero hasta principios de marzo, ha habido una mayor presencia de codornices en estos primeros meses del año respecto a los previos, posiblemente por el aumento de las temperaturas.

En la época estival inicia la migración post-nupcial y puede ir precedida por una fase nómada, más o menos gregaria, en la que principalmente participan los machos que ya se han liberado de su última actividad reproductora. Pero la mayoría de las codornices inician la marcha a principios de septiembre y se prolonga durante el otoño, aunque algunos ejemplares se quedan en España invernando como consecuencia del cambio climático.