La erupción ocurrida en Indonesia ocasionó cambios en la atmósfera que provocaron abundantes lluvias en la Península y favorecieron su agricultura

«La erupción del volcán Krakatoa fue una bendición para el sureste». Esta es una de las conclusiones de la reciente investigación publicada en la revista Journal of Climatology, que han elaborado los investigadores de las Universidades de Murcia y Alicante, Salvador Gil-Guirado, Alfredo Pérez Morales y Jorge Olcina, que han analizado los efectos que tuvo la erupción del volcán Krakatoa, ocurrida a finales del siglo XIX en Indonesia, en la región del sureste peninsular español, desde Valencia a Almería.

Contrariamente a los efectos catastróficos que provocan este tipo de erupciones volcánicas tan intensas en las áreas directamente afectadas o en los territorios próximos, el sureste ibérico se vio beneficiado de unos años de lluvias cuantiosas y de cosechas abundantes, debido a los cambios en la circulación atmosférica. Esta alteración se debió a la enorme cantidad de polvo volcánico emitido por dicha erupción a la atmósfera y modificó la circulación de la corriente en chorro, pieza básica de la atmósfera en las latitudes medias.

El Krakatoa, en una reciente erupción. Fuente: www.volcanian.blogspot.com «Cuando tiene lugar una gran erupción volcánica en la Tierra, las cenizas que se emiten a la atmósfera generan un velo que impide la llegada normal de la radiación solar. Las temperaturas medias de nuestro planeta descienden al año o a los dos años siguientes a estas grandes erupciones, dando lugar a la aparición de los llamados 'años sin verano'. Así ocurrió, por ejemplo, en la última gran erupción registrada, que fue la del volcán Pinatubo en 1991, cuando la temperatura terrestre descendió puntualmente 0,25º C ese año», explica Jorge Olcina, presidente de la Asociación Española de Geógrafos.

La gran erupción del Krakatoa, ocurrida en esta isla de Indonesia, en agosto de 1883, situada en el estrecho de Sonda, entre las islas de Java y Sumatra, provocó la destrucción total de esta isla y generó un enorme tsunami que se notó incluso en las costas de Galicia. Durante los dos años siguientes se registraron temperaturas anormalmente frescas en verano en Europa y fenómenos tormentosos frecuentes, debido a la alteración de la circulación atmosférica.

El trabajo aporta como novedad el estudio de los efectos en las lluvias registradas en los años siguientes a la erupción del Krakatoa en el sureste peninsular para demostrar que fueron años de «bonanza» para la agricultura de esta región, debido a la abundancia de lluvias recogida.

Mapa con la ubicación del volcán y la parte de la isla desaparecida en la erupción de 1883 Entre 1884 y 1888 no se registraron «rogativas pro-pluvia», recurso de las sociedades agrarias tradicionales para pedir lluvia. Por el contrario, se produjeron varios episodios de lluvias abundantes e inundaciones en diferentes localidades de Alicante, Murcia y Almería. Tras la erupción, se registraron varios años de cosechas abundantes de trigo, aceite, arroz, con caída generalizada de precios; por el contrario, el vino se vio perjudicado por la pérdida de calidad y la subida de precios.

De manera que las grandes erupciones volcánicas que alteran la circulación atmosférica ocasionan el desarrollo de más situaciones inestables en el área mediterránea que favorecen la recogida de abundantes lluvias. Así ocurrió también por última vez meses después de la erupción del Pinatubo, en el año 1993 que fue un año de lluvias importantes en medio de una gran secuencia seca.

Erupción del volcan. Fuente: www.thinglink.com Los autores señalan, por último, que las grandes erupciones volcánicas, aunque originan un descenso puntual en la temperatura terrestre, durante varios meses, no significan apenas nada en la tendencia general de las temperaturas terrestres. Esto es especialmente notable desde 1980, cuando algunas grandes erupciones (1985, 1991) no han conseguido contrarrestar el preocupante proceso actual de calentamiento debido a las emisiones antrópicas de gases de efecto invernadero.

El archipiélago de Krakatoa es el nombre que se da a un conjunto de islas volcánicas, muchas ya desparecidas, situadas en Java y Sumatra. Se ubica cerca de la frontera de esta última con paca euroasiática. En mayo de 1983 se dio inicio a una serie de erupciones que continuaron hasta agosto de ese mismo año. El 22 de diciembre de 2018 entró en actividad y originó un tsunami que provocó la muerte de 435 personas. Los expertos atribuían la serie de grandes explosiones a una acumulación de vapor extremadamente caliente. La hipótesis sostenía que la fractura de las paredes del volcán permitió la entrada de grandes cantidades de agua oceánica en la cámara de magma, desatando un gran tsunami. Investigaciones recientes revelan que las primeras erupciones vaciaron parcialmente la cámara de magma, permitiendo la entrada de nuevo material a temperaturas muy superiores. En el proceso se generaron gases que incrementaron la presión en la cámara magmática de manera incontrolable, lo que se sumó al efecto de la mezcla entre el magma reciente y el ascendente. La combinación desató energías que provocaron la catástrofe.