Este verano el libertinaje vuelve a apoderarse de Málaga, The Hole regresa a la ciudad con un sólo objetivo: trasladar a los malagueños a una noche de desenfreno. "¿Estáis listos para la noche disco tóxico ideal de vuestras vidas?" Así comienza el nuevo espectáculo The Hole Zero, la precuela que nos desvela el origen más oscuro del universo The Hole.

Nada mas entrar, os encontrareis inmersos en una torbellino de música, cabaret y acrobacias. Un falso príncipe de una tribu africana nos recibirá con una efusividad pasmosa, tanta que las manos del joven bribón, se lanzan a tocar cualquier parte del cuerpo de los más despistados. Todo esto mientras un camarero/acrobata reparte besos de tornillo, en vez de copas y refrescos, y un insaciable seductor, que resultará ser el propietario de Studio 54, se paseará por todo el recinto para invitar a bailar a todos los presentes.

Ambientado en las fiestas disco del neoyorquino Studio 54 en el que un joven emigra con la intención de triunfar y termina atrapado en un bucle de fiestas, drogas y sexo. El actor Canco Rodríguez con su papel de Maestro de Ceremonias, a través del humor hace un guiño a la cultura malagueña.

"He visto toda la saga y me encanta, aunque no se cual es la trama de este show me basta con basta con haber visto los anteriores para venir. Son provocadores" comenta Mariví justo antes de entrar al Agujero.

Los diferentes personajes que conforman el elenco de actores, bailarines y acróbatas, están muy satisfechos con la acogida que está teniendo The Hole Zero en nuestra ciudad. "Estos días están siendo maravillosos. El público está súper entregado" afirmaba Marta Ribera en el papel de Lina, una cantante frustrada rebajada a Dj. Bruno Squarcia que representa a Monty, propietario del Studio 54, asegura que es el espectáculo que más le gusta realizar porque es fan de la música de los 70 y 80 desde que era pequeño.

La segunda parte comenzó con la sorpresa de que era el cumpleaños del Maestro de Ceremonias, el público malagueño se levanto de sus butacas y enseguida le cantó el "Cumpleaños feliz". Hay que confesar que tras el descanso, la intensidad y los calores en la sala aumentaron, propiciado por desnudos integrales y acrobacias aéreas impresionantes.

Paloma Ramos, joven que acudió acompañada de su madre, confiesa que ha sido "genial" asistir con su madre, y que independientemente de los momentos subidos de tono no ha resultado incomodo ir con ella. Tres horas en la que la versatilidad, la interpretación y la calidad vocal aseguran el entretenimiento.

Un espectáculo en el que prima el transformismo como forma de liberación personal, y la pretensión de valorarse a uno mismo por encima de todo, nos deja esta última reflexión: Hay que entrar en el agujero para poder salir, y hay que ser para poder estar.