Cinco mujeres, tres generaciones, un dolor que superar, la búsqueda de la propia luz, de un faro que las guíe. Ana Ibáñez, Montse Peidro, María Martínez de Tejada, Celia Pérez e Itziar Luengo se meten en la piel de la abuela, las hijas y las nietas de una familia rota en La Isla del Aire, historia que el director e intérprete Jorge Torres ha construído para las tablas. Factoría Echegaray ha estrenado esta semana un texto de Alejandro Palomas que pone el acento en los silencios y en las dificultades para verbalizar las emociones y para sanar las heridas, una obra que habla de los secretos y las mentiras de una familia vistos desde la óptica de las mujeres que la forman.

En La Isla del Aire, versión teatral del libro primero de El tiempo que nos une, novela coral de voces femeninas que publicó Palomas en 2011, cinco mujeres buscan la luz de un faro que las acompañe en sus circunstancias vitales y que les dé claves para superar el dolor. El asidero lo representa Mencía, una abuela con una fuerte personalidad a la que da vida Ana Ibáñez. Mencía es una matriarca de carácter, sabia, deslenguada y con gran sentido del humor sobre la que gravita la historia. Sus hijas, Lía y Flavia, están interpretadas por Montse Peidro y María Martínez de Tejada respectivamente, mientras que Celia Pérez e Itziar Luengo encarnan a sus nietas Inés y Beatriz.

«El silencio coarta, desquicia, enmudece, enferma», dice Mencía, la matriarca de la familia, en el texto de Palomas. «Creemos que el dolor, el silencio, la mentira, nos hacen grandes, que curan, que sanan. Pero no es así», afirma por su parte el director del montaje, que compara las vicisitudes de estas cinco mujeres atenazadas por sus pérdidas personales y por las historias que ocultan a las demás con las de los marineros que pierden el rumbo en una tormenta.

La obra se verá en el Teatro Echegaray hasta el 14 del mismo mes, con un total de 12 funciones de martes a sábado (entradas a la venta por 15 euros, con oferta de 2 entradas por 1 en los pases de martes, miércoles y jueves). El montaje de La Isla del Aire, tercera producción de la cuarta temporada del vivero escénico municipal, se sustenta en una escenografía de Javier Ruiz de Alegría iluminada por Michael Collis, cuenta con música original de Israel López Estelche, espacio sonoro ideado por Arsenio Fernández y vestuario diseñado por Paloma Molino con el apoyo de Inmaculada Pardo. Susana Vergara en la ayudantía de dirección, Laura Esteban como asesora del texto, Helena Alonso en la voz de la ausente Helena, Katy Navarro en maquillaje, el equipo técnico habitual de Factoría y la producción ejecutiva de Stroke114 completan el apartado artístico y técnico de la obra.

«Me pregunto quién coño nos ha dicho que sufrir en silencio te hace mejor. Cómo meteros en la cabeza que el silencio no engrandece, que eso es mitología griega. El silencio coarta, desquicia, enmudece, enferma. Creemos que el dolor, el silencio, la mentira, nos hacen grandes, que curan, que sanan. Pero no es así. El dolor lo cura todo menos el dolor en sí mismo. No sana. Nos lleva a la desunión, a la pérdida de identidad, a la pérdida de luz. El silencio, los secretos, las mentiras, la tiranía moral, el dolor, las pérdidas personales y familiares, son fuerzas naturales que nos procuran desazón y miedo. Nos hacen perder el rumbo. Al igual que la tormenta a un marinero en plena noche. Vivimos en una constante marejada que, en ocasiones, nos hace perder el rumbo», reflexiona Jorge Torres a propósito de La Isla del Aire.