El animal con mejor olfato está entre nosotros y no, no es el perro

El sentido del olfato de los mosquitos es más complejo de lo que se creía y está especializado en detectar a los humanos

Archivo - Gente con mascarilla paseando por la calle Teobaldo Power,  en Santa Cruz de Tenerife

Archivo - Gente con mascarilla paseando por la calle Teobaldo Power, en Santa Cruz de Tenerife / AYUNTAMIENTO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE - Archivo

Los mosquitos son molestos y vectores de no pocas enfermedades. Parecen tener predilección por unas personas antes que otras, pero lo cierto es que todos somos susceptibles de sus picaduras en zonas donde abundan. Los repelentes de insectos no funcionan bien con los mosquitos porque nos huelen de una manera “inquebrantable”.

Un sistema olfativo exquisitamente complejo

Casi un millón de personas mueren cada año a consecuencia de enfermedades transmitidas mediante la picadura de alguna especie de mosquito.

Tras investigar la especie Aedes aegypti, un mosquito portador de enfermedades tan serias como el dengue, la fiebre amarilla o el zika, la Universidad Rockefeller ha emitido un comunicado sorprendente.

Mientras la mayoría de los animales tienen un olfato en el que una célula nerviosa receptora sirve para detectar un único olfato de acuerdo al modelo de llave y cerradura, en esta especie de mosquito cada neurona que interpreta el olfato es redundante, por lo que se puede afirmar que el sistema de detección de humanos de los mosquitos es inquebrantable.

Siendo más concretos, los mosquitos de Aedes aegypty perciben a la vez varios olores con una única neurona, a lo que hemos de sumarle la capacidad de detección del dióxido de carbono que espiramos.

Con un sistema olfativo diferente a lo que entendemos como normativo, los mosquitos son capaces de rastrear su comida, en este caso la sangre humana, en circunstancias capaces de confundir a las neuronas olfativas que solo reconocen un olor. Es decir, sacrifican la capacidad que tienen los ratones, por ejemplo, de detectar alimento en varias fuentes, por un sistema ultraespecífico para la detección de la sangre.

Hasta ahora, al trabajar con mosquitos modificados genéticamente para ser incapaces de olernos tal y como veníamos entendiendo este sentido, eliminando todos los genes que codifican para la formación de los receptores olfativos, siguen encontrarnos la manera de picarnos, por lo que el comunicado concluye: "La redundancia y la resiliencia del sistema pueden explicar por qué los intentos anteriores de eliminar genes fundamentales para el olfato no han impedido que los mosquitos se acerquen a los humanos".