Esta casa proyectada por los arquitectos Duch Pizà está situada en un barrio, todavía tranquilo de Palma, pero se aísla y protege de la calle con un antiguo seto de ciprés.

Esta construida en un ángulo del solar, dejando un jardín que une la parte frontal, el lateral de poniente y enlaza con otro, más pequeño, capturado en el interior de la casa; en el litoral de levante. La construcción simboliza la alegría de vivir de una familia con cinco hijos en un espacio aprovechado al máximo que gestione correctamente la convivencia y el aislamiento de todos sus habitantes, fundamental para el bienestar.

Este esfuerzo se hace visible en las secciones de la casa. Así los bancos fijos son también lucernarios que permiten el paso de la luz al sótano, convertido en uno de los espacios mejores y más vividos de la casa.

En este afán la escalera se convierte en una gran librería, los dormitorios se comunican con puertas correderas, de forma que cinco se agrupan en dos galerías. Las cubiertas y los forjados dejan pasar la luz natural por todas partes posibilitando un gran ahorro energético de la numerosa familia. También los materiales que forman los acabados se extienden con reglas no habituales. El zinc de Sanyest de la cubierta forma también la fachada de la escalera y el ladrillo cubre por igual suelo y paredes.

La madera trabajada artesanalmente por Carpintería Ca´n Vaquer resuelve también los pavimentos de parquet Baleares, muebles y repisas, dando un tono cálido a la luz interior. El verde del ciprés pone el resto.