El turismo rural no sólo se ha instaurado, en las últimas décadas, como una modalidad de ocio vinculada al descanso y al aislamiento del ir y venir urbano, sino que además ha permitido revitalizar y dar una salida a una parte de la arquitectura tradicional y de la actividad económica rural, que de otro modo estaba condenada al abandono y, en consecuencia, a su desaparición.

Son varias las tipologías de los proyectos de rehabilitación de estas características, desde una intervención mimética, que intenta reproducir fielmente la arquitectura y su interiorismo, hasta las intervenciones por contraste, que aportan una línea estética contemporánea a la arquitectura tradicional, poniendo en valor las partes originales existentes y adoptando otra imagen más actual en los elementos nuevos de la arquitectura y el interiorismo.

Esta última es la que adoptó Manuel Pastoli a la hora de realizar el proyecto para La Masía de la Torre, donde conviven estilos desde el respeto y la funcionalidad. El cambio de uso del espacio en este caso, llevó a conservar la fachada y la estructura, dejando sus plantas diáfanas, para después redistribuirlas y adaptarlas a su nueva función. En el proceso intervinieron profesionales locales que, como buenos conocedores de los sistemas constructivos del lugar, se encargaron de la rehabilitación, y, por otra parte, de la obra de nueva ejecución.

El concepto utilizado en el momento de definir la nueva distribución, tanto de los espacios comunes como del interior de las propias estancias, fue trabajar con espacios muy abiertos, sin una compartimentación excesiva, que proporcionaran una perceptiva visual amplia al visitante, para así poder apreciar los elementos originales, como los muros de piedra y las estructuras de madera de los forjados y cubiertas.

En cuanto a los materiales utilizados en los elementos de nueva factura, se tuvieron en cuenta dos claras premisas: por una parte, que no hubiera un exceso de variedad en número, integrándose así en la sobriedad propia de su arquitectura rústica, y por otra parte, que el principal material natural utilizado fuera autóctono y habitual de la zona, como es la madera de nogal.

En definitiva, un proyecto que apuesta por la sostenibilidad entendida desde la utilización de oficios y materiales cercanos, con el resultado final de una intervención que, gracias al contraste funcional y estético utilizado, ha conseguido un espacio extrañamente rural.