Proyecto innovador. Mucho mejor que en primera línea: una casa sobre el mar. Es la última oferta residencial que se puede encontrar en Torrevieja (Alicante), meca del turismo inmobiliario europeo. Y es también el proyecto de dos ingenieros, aliados con una constructora que lanzan al mercado este nuevo producto residencial bajo la forma de casas flotantes.

La idea no es nueva y cuenta con cierta tradición en zonas concretas de Holanda, Reino Unido, Estados Unidos o Australia, donde puede llegar a ser una opción para las familias.

No se trata en esta ocasión de residencias en ninguna urbanización de lujo y situadas en primera línea de playa, sino de casas pensadas para ocupar el espacio no menos privilegiado y exclusivo. De momento se puede encontrar una de estas viviendas amarrada, a modo de 'piso piloto', en el puerto deportivo Marina Salinas de Torrevieja. Un inmueble de diseño de alta gama, que cuenta con todas las prestaciones y comodidades de una casa en tierra pero que se asienta directamente sobre el mar. Quince metros de eslora y cinco de manga, con capacidad para ocho personas, que convierten a estos chalets flotantes en amplias residencias con entornos de alta calidad ambiental, con dos camas dobles y dos individuales. Sesenta metros cuadrados de vivienda, sin contar las terrazas superior y laterales. La empresa, un mezcla de naval e inmobiliaria, Home Aboard, está dando sus primeros pasos.

Es la primera compañía española que realiza estas construcciones. La casa se diseñó en febrero pasado y tres meses después es una realidad gracias al trabajo desarrollado en unos astilleros de Guardamar del Segura bajo el impulso de los ingenieros David Checa y Alejandro Pérez-Ojeda. El primer modelo de negocio es ofrecer la posibilidad de alquilar una de estas unidades residenciales, pero también, más adelante, realizar por encargo casas flotantes a propietarios "a medida". Construidas sobre una plataforma flotante, carece de motor, aunque sí está preparada para ser remolcada, una ventaja adicional para la movilidad al puerto de otra ciudad. Como otro punto a su favor, los promotores defienden la "limpieza" de estas viviendas turísticas de quita y pon que no dejan huellas sobre el paisaje marítimo, frente al tradicional consumo de suelo de alto valor paisajístico que requiere el sector residencial. Los yates de lujo de similares dimensiones se comercializan en torno a 600.000 euros. La inversión por cada casa se situaría sobre los 300.000 euros, aunque Home Aboard tiene previsto construir diez unidades como primer reto. Todo depende del mercado.

La idea es que los puertos deportivos puedan llenar sus puntos de amarre vacantes -muchos de ellos tienen tasas de desocupación de hasta el 50%- y rentabilizar la concesión que abonan por el uso del espejo de agua. Las trabas administrativas no son importantes, aseguran. "Pretende ser una experiencia turística única. Uno puede alquilar una apartamento en primera línea pero también ahora una casa flotante junto al mar", sintetiza Pérez-Ojeda.