El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa al fin ha conseguido contraer matrimonio con Gema Gámez. Este era su segundo intento de casarse, ya que la primera vez tuvo que suspender la ceremonia tras los problemas con la Justicia y su posterior encarcelamiento.

Si en el primer plan de boda pretendían celebrar un banquete por todo lo alto, esta vez han optado por una ceremonia con 150 invitados en la finca "Las Jarillas", una de las ubicaciones nupciales preferidas por los empresarios más influyentes del país.

Desde primera hora de la tarde la finca era un ir y venir de furgonetas y vehículos de alta y media gama. Algunos de ellos perfectamente tintados, llevando la celebración con la máxima discreción posible.

El primero en llegar fue el novio. Sonriente, en el asiento trasero de un lexus y vestido de chaqué. Tras él, un goteo incesante de coches llenos de gente vestida para la ocasión: los hombres de traje y las mujeres con exuberantes joyas y tocados de ceremonia.

Por otro lado, la novia no se vio por ninguna parte. Se cree que iba resguardada en un vehículo todo terreno con los cristales tintados. Otra opción posible es que se encontrara previamente en la finca.

Destacó la presencia de Sebastián Palomo Linares, que llegó al lugar en un Porche. Él ya estaba convocado para la primera boda frustrada. De la primera a la segunda y definitiva boda, nadie del círculo de amigos del banquero estaba invitado a excepción de Palomo Linares.

En contraposición al lujo y a los coches de gama alta, acudieron otros modelos más económicos en los que iban chicos en ropa de calle. Al no poder facilitar información se evidencia que los trabajadores tenían un contrato de confidencialidad.

Una boda por todo lo alto ha derivado en una celebración en "petit comité". Lo importante en realidad es que los novios pueden declararse finalmente como marido y mujer. Mejor tarde que nunca.