Se encienden todos los focos, un Rolls-Royce negro se detiene junto al photocall instalado en el exterior de la discoteca Amnesia. Por unos instantes se hace el silencio, roto por varios "Es ella", "ahora sí". Entonces aparece la diva. Paris Hilton, embutida en un impresionante vestido casi transparente, con pedrería y plumas de color pastel. Comienza el aluvión de flashes, clicks y gritos de "Paris", "Paris", "Paris". La joven multimillonaria permanece tranquila, parece contenta y se contonea por el pequeño 'escenario'.

Regala sonrisas a los fotógrafos, que le piden su mirada para que la fije en sus objetivos.

Antes de Hilton, suben al photocall sus bailarinas. Doce jóvenes vestidas con una especie de bañador azul con volantes rosas y una gran corona de plumas sobre la cabeza. Posan para los fotógrafos. Dan paso a unas recatadas aprendices de Paris Hilton. Rubias, vestidas de rosa con faldas por debajo de la rodilla, estilo años 50. Parecía llegar el momento de la 'celebrity', pero entonces aparece un cronómetro en la gran pantalla colocada tras el photocall. Inicia una cuenta atrás de cinco minutos mientras llueven diamantes digitales. Falsa alarma, proyectan el videoclip de su último remix, ´High off my love´.

Finalmente, Hilton acude pasadas las dos de la madrugada y más de dos horas tarde a su cita con la prensa y algunos seguidores, que pelean por la primera fila para conseguir fotografiarla.

Después de lucir sonrisa y decir hasta una decena de veces "I love you" al medio centenar de personas que la rodean, las ganas de inmortalizar el momento la obligan a abandonar el encorsetado guión. "¿Dónde está mi teléfono?", le comenta a su mánager con una voz fina y aguda que solo llegan a escuchar unos cuantos afortunados. "Graba", le ordena. Y vuelve a su papel. Mueve su vestido, se retoca el pelo, sonríe, hace un corazón con las manos... Pero se le ocurre una idea mejor: "Dame mi móvil, quiero grabarlos", exclama. La modelo y dj realiza varias panorámicas filmando a todos los paparazzis. Sus fans empiezan a silbar. "Es alucinante", "te queremos", "Reina Paris", le gritan a la diva.

Ante la lluvia de confeti, flashes y piropos, ella ni se inmuta. Sigue posando. Solo responde a un seguidor que le comenta que es su cumpleaños. "Feliz cumpleaños", responde la millonaria sin dejar de posar para los fotógrafos.

Vuelven sus bailarinas. Las saluda, pero quiere mantener toda la atención y da una vuelta sobre sí misma, se sube el vestido y se agarra los pechos.

Tras la sesión de fotos, llega el momento fan. Paris Hilton se acerca a la cinta de seguridad que la separa de los mortales y agarra los móviles de sus seguidores para tomar algunos selfies. También firma autógrafos. Después, se retira al interior de la discoteca, donde pinchará entre diamantes y espuma cada sábado desde anteayer y hasta el día 12 de septiembre.