Albert Boadella ha reinterpretado el ´Tenorio´ de Zorrilla a imagen y semejanza de Arturo Fernández, el galán por excelencia, en una gira que rodará por toda España.

¿Forma usted una extraña pareja con Arturo Fernández?

No, aunque hay quien lo cree así. Somos dos personas del mismo oficio y con una audiencia importante que trabajamos muy bien juntas. A Arturo le tengo una enorme admiración como actor y estaba deseoso de hacer un montaje teatral con él. Cuando estaba al frente de Els Joglars no podía hacerlo, pero ahora, como director artístico de los Teatros del Canal, puedo permitírmelo. Y el resultado es genial.

¿Escribió el texto pensando en Arturo Fernández?

Sí. No sólo lo hice pensando en él como actor, sino en su forma de ser. La gente que acuda a la representación descubrirá a un intérprete con un registro diferente al habitual, pero también estará frente a la personalidad de Arturo. En la obra empieza siendo comendador y termina como Don Juan. La evolución es muy interesante y demuestra al público que el que tuvo retuvo. Por algo es un galán.

Ha visto gran parte de los largometrajes y obras de teatro de Arturo Fernández. ¿Le gusta el cine y el teatro español arque- típico? El guapo, el bueno, la tonta...

Mire, por ejemplo, de una película como 'La tonta del bote' salió otro mito español: Lina Morgan, con la que me encantaría trabajar. Siempre he tenido envidia sana de ella y de Arturo Fernández porque llegan a todo el público. Quiero decir que saben cómo hacerlo, y es admirable. Fui uno de los miles de espectadores de la obra de teatro. 'Los hombres no mienten', en la que actuaba Arturo, y me lo pasé muy bien porque era muy graciosa.

¿Arturo Fernández recita en verso en esta revisión de Don Juan?

Y lo hace por primera vez en su carrera. Bueno, no... en realidad es su segunda vez. Me contó que hace muchos años lo hizo tan mal que el público le abucheó y le pidió que se marchara. Y él lo hizo, Se fue de escena por vergüenza torera.

Habrá mejorado.

¡Claro! Recita muy bien y se ha quitado la espinita.

¿Ha recibido críticas por el montaje de Ensayando Don Juan?

El cenáculo de los exquisitos -y no voy a decir más- me critica por la elección del Don Juan, pero es un actor maravilloso. De todas formas, en general, la obra ha tenido una buena acogida entre el público y la crítica.

Escribe el texto, dirige y firma la escenografía. ¿Es un proyecto cien por cien Boadella?

Me gusta ser un artista completo que se preocupa. De hecho, soy bastante maniático y estoy pendiente del escenario, las luces o el vestuario. La escenografía es fundamental porque es parte de un todo y la obra no tiene sentido si el espacio escénico es malo. Me considero todoterreno, aunque también creo que no soy buen actor.

¿Es posible fundar una compañía como Els Joglars en la actualidad?

Es un momento difícil. No tanto por las malas condiciones económicas, como por la dificultad de sorprender al público. Ahora los espectadores tienen la piel muy gruesa. Ven algo y a los quince días se les olvida. Los cambios de la moda escénica son constantes. El Joglars iba a contracorriente y ahora eso es muy complicado porque la corriente cambia cada poco.

¿A usted qué le sorprende? El público que lo aplaude todo.

Hay espectadores domesticados y son capaces de ponerse en pie ante cualquier bazofia escénica por el simple hecho, por ejemplo, de que sea una ópera. El público era mucho más crítico antes y no tenía ningún problema en echar una bronca o patalear al final de una representación. No todos los auditorios son capaces de mantenerse al margen del mundo mediático. De las corrientes políticas, de la moda, de las grandes opiniones...

¿Está todo inventado?

Ya lo estaba cuando yo empecé en el teatro. Nadie ha superado la calidad y la profundidad de los griegos, Molière o Shakespeare. Se han hecho montajes interesantes, pero nada más.