Modelo. A sus 32 años, la maternidad la ha ido distanciando de la profesión que inició con sólo 14, aunque sin abandonarla del todo. Ahora, la brasileña Gisele Bündchen compagina el cuidado de su hijo Benjamin con el diseño de una firma de calzado que lleva su nombre junto al de Ipanema, la más famosa playa de su país.

¿Cómo lleva lo de pasar de exhibir moda a diseñarla?

Lo que hago es colaborar en la creatividad de las sandalias Ipanema Gisele Bündchen. Es una relación de muchos años con la que me siento muy cómoda. Pero nunca he dejado ni dejaré el mundo de la moda, ya que es mi vida y he luchado mucho para estar donde estoy.

También se la ve muy madre de su hijo.

Desde que nació Benjamin, mis prioridades han cambiado, y ahora escojo trabajos que pueda compaginar con mi papel de madre. Antes llevaba una vida de vértigo, con una agenda tan llena que a veces pasaban meses sin un día de descanso. Ahora he madurado y mi prioridad es mi familia.

Siempre ha dicho que su éxito se lo debe a sus padres.

Vengo de una familia de seis hermanos, numerosa y muy unida, y mi meta es que la mía tenga los valores que me inculcaron ellos.

Ha viajado mucho, ¿cuál es su lugar ideal para vivir?

Acabamos de estrenar residencia en Los Ángeles, pero repartimos nuestro tiempo entre Costa Rica y Brasil, que es mi país y donde viven los míos.

¿Cómo es su día a día?

Desde que soy madre debo escoger muy bien a qué dedico mi tiempo, pero cada día busco un rato para mí. El resto lo compagino entre la vida laboral y la personal, ya que no quiero dejar a Benjamin al cuidado de otros.

¿Echa algo de menos?

No puedo dormir tanto como antes.

¿Lleva mal madrugar?

No madrugo mucho, me levanto antes de las diez y empiezo el día haciendo algo de deporte.

¿Cuál es su favorito?

Me gusta mucho caminar. Si estoy en la playa, practico surf o volley, y en la montaña, monto a caballo. También me gusta la danza... Y para relajarme, yoga.

¿Cuánto hay en su vida de sueño y cuánto de realidad?

He construido mi carrera paso a paso y sé lo que es partir de nada. Mis inicios, con 14 años, fueron muy difíciles y tuve que sacrificarme mucho. Ahora tengo la vida que tengo gracias a mi esfuerzo y al de mi familia. Al principio, no tenía dinero ni para coger el autobús.

¿Recuerda su primer desfile importante?

Por supuesto, fue para Alexander McQueen, en Londres en 1997. Pero antes de que él me contratara me rechazaron en 42 castings.

¿No les parecía lo bastante guapa?

Ni me miraban a la cara. Me eligieron porque caminaba bien con tacones. A partir de ahí trabajé para estar en las revistas adecuadas y que la gente me respetara.

Dicen que para ser buena modelo hay que tener buen cuerpo, pero mejor cabeza.

El mundo de la moda es frívolo, y tienes que luchar para hacerte respetar, pero mi cabeza está bien amueblada, y sé que si estás feliz por dentro estás bella por fuera.

A usted la respetan.

En todos mis años como modelo nunca he llegado tarde a un trabajo. Los clientes no sólo quieren contratar a un rostro bello. Soy una persona responsable. Si no eres seria y profesional, no sirve de nada tu belleza.

¿Cómo se mantiene en forma?

Bebo mucha agua y soy feliz. Es la mejor fórmula.

¿Ha pensado pasarse al cine, como otros modelos?

No, estoy contenta siendo modelo y no tengo pensado emprender una carrera en el cine. Bueno, a no ser que me llame Pedro Almódovar; admiro mucho su trabajo.