La recreación de la moda de los años veinte que ha precedido en las pasarelas al reciente estreno de la nueva versión de 'El gran Gatsby' podría deberse a una coincidencia o a la influencia sobre los diseñadores de ropa de las noticias sobre el rodaje de la película. Lo cierto es que el estilo de la época, que significó un salto hacia la modernidad capitaneado por la insigne Coco Chanel, que planteaba una cierta masculinización del vestuario y el aspecto femeninos, se ha visto reflejado en determinadas colecciones tanto de hombre como de mujer, desde hace algunas temporadas, incluida la presente.

No se trata de reproducir sin más los elegantes trajes cruzados o los vestidos charlestón, sino de una recreación contemporánea que, en el caso de los hombres, se basa en los trajes cruzados, esmóquines para la noche, pajaritas o fulares al cuello, sombreros, conjuntos de pantalón y chaqueta en tonos claros, siempre de tejidos naturales y con un punto de extravagancia. Para mujer, vestidos de líneas rectas, de tejidos vaporosos y encaje, con bordados de pedrería y adornados con flecos, acompañados por joyas vistosas de estilo déco y de alta gama.

Volviendo a la película, cuesta resistirse a las comparaciones entre la primera versión cinematográfica de la novela de Scott Fitzgerald, protagonizada por Robert Redford y Mia Farrow y dirigida por Jack Clayton (con guión de Francis Ford Coppola) en 1974, y la actual, con Leonardo DiCaprio y Carey Mulligan, realizada por Baz Luhrmann. Si hay algo en lo que destacó la primera, tan especialmente que su huella perduró años, fue en el vestuario. Obra de Theoni V. Aldredge, que se llevó el Oscar al mejor diseño de vestuario de aquel año y lanzó definitivamente la carrera de Ralph Lauren, que fue quien realizó los trajes de Redford. Aunque el creador no recibió en su momento mucha publicidad, le valió al año siguiente su primer American Fashion Award, que premia a los diseñadores de moda estadounidenses.

No parece que vaya a quedarse atrás en ese aspecto la versión actual, que ha contado con la australiana Catherine Martin (Oscar en el 2011 por Moulin Rouge y en el 2008 por Australia) para diseñar un vestuario que, dicen, huele a premio de la academia. Aunque no es ella la autora de 40 vestidos, entre ellos los que lleva Carey Mulligan para su papel de Daisy Buchanan, sino Miuccia Prada. La italiana se inspiró en sus propias colecciones de Prada y Miu Miu de los últimos veinte años para crear un armario de auténtico lujo.

El vestuario que exhiben DiCaprio y el resto de los actores y extras masculinos es de la legendaria marca de moda masculina Brooks Brothers, la sastrería más antigua de Estados Unidos, que lleva vistiendo a los presidentes del país desde su fundación en 1818. Aprovechando el tirón de la película, la firma ha lanzado la colección Gran Gatsby. También podrán adquirirse, aunque a precios poco asequibles, réplicas de las joyas, auténticas, que luce la protagonista y que ha creado Tifanny&Co, entre ellas, por ejemplo, una diadema valorada en 200.000 dólares.

Algunos datos sobre la ropa que llevan los protagonistas y demás participantes de la película de este año, que requirió el trabajo de un equipo formado por 84 personas, dan la medida de la enorme producción que ha significado. Por ejemplo, se usaron 1.400 metros de hasta 210 tipos de encaje, comprados a Solstiss, una prestigiosa firma francesa especializada, y la suiza Fogal suministró más de mil medias, panties y ligueros. Para los hombres, hubo que confeccionar 2.291 trajes de día y de noche, 200 esmóquines, 260 pajaritas, cien canotiers... Un esfuerzo creativo que tendrá su reflejo en la moda de cada día.