Cuando el bronceado desaparece se hacen visibles las manchas, un factor que preocupa a más de la mitad de las mujeres de entre 35 y 59 años. Esta hiperpigmentación de la piel tiene que ver con la exposición solar, pero también con los cambios hormonales y la ingesta de medicamentos fototóxicos, como algunos antibióticos, antidepresivos o anticonceptivos orales.

Los dermatólogos coinciden en que el mejor tratamiento es la prevención y usar protección solar durante todo el año. Dependiendo de su origen, tienen tendencia a reaparecer cuando se vuelven a exponer al sol.

La cosmética se enfrenta a las manchas con fórmulas que contienen hidroquinona, ácidos glicólico, kójico, azelaico y vitamina C, entre otros activos. Son productos despigmentantes que aclaran y unifican el tono de la piel y mejoran visiblemente su aspecto, aunque no eliminan las manchas por completo.

Después de un diagnóstico previo, los tratamientos medicoestéticos las tratan en un nivel más profundo. En el caso de los lentigos, dan buenos resultados los peelings químicos de ácido retinoico o glicólico o la criocirugía en spray.

Para los melasmas, más difíciles de eliminar, hay que recurrir al láser. Los resultados son notorios, pero las manchas pueden reaparecer. "Los melasmas a menudo requieren tratamientos combinados", afirma la doctora Carmen Carranza, dermatóloga del hospital Fundación Jiménez Díaz (Madrid) y miembro de la AEDV (Asociación Española de Dermatología y Venereología). Además del láser, "es imprescindible el uso de fotoprotectores durante todo el año y de fórmulas despigmentantes", recomienda. Lo que hay que tener claro es que las manchas no desaparecen por sí solas. "Sólo un 8% de los melasmas que aparecen con el embarazo tiene una remisión espontánea", apunta la dermatóloga Elena de las Heras, del hospital Universitario Ramón y Cajal.

Cómo identificarlas

Lentigo solar: Es una respuesta de la piel a la radiación ultravioleta y suelen tener forma redonda con márgenes irregulares. Afecta a zonas expuestas al sol como la cara, el cuello, el escote y las manos. El lentigo senil suele aparecer alrededor de los 60 años y está relacionado con un exceso de lo que años atrás se entendía como "tomar el sol" (con poca a nula protección) y una larga historia de

quemaduras intermitentes.

Melasma: Tiene forma irregular, un tono marrón, bordes difusos y suele tener un origen hormonal (embarazo, ingesta de anticonceptivos orales), aunque se empieza a hablar también de predisposición genética. Es un trastorno frecuente en mujeres a partir de los 20 años, visible en la frente, los pómulos, el labio superior, el cuello y los antebrazos. Empeora con el sol y, aunque mejora en invierno, no desaparece por sí solo. Son lesiones benignas y se tratan por razones estéticas.

Melanoma. Puede surgir de un lunar previo o aparecer de modo súbito. Tiene los bordes irregulares, mal defi nidos y con una cierta asimetrían y sus tonos van del marrón claro al negro. Ante cualquier cambio de color, tamaño o simetría de un lunar hay que consultar al dermatólogo sin perder tiempo, ya que es la forma más grave de cáncer de piel.