La tos es un mecanismo de limpieza de las vías aéreas, consistente en la salida violenta del flujo aéreo con un sonido característico. Es un síntoma común en muchas enfermedades de la infancia, en su mayoría leves. Fácilmente identificable, resulta molesta tanto para el niño como para sus padres, y genera una gran preocupación en los que rodean al niño.

Existe la idea, un tanto errónea, de que por sí misma es dañina y ha de ser siempre tratada. En realidad sabemos que la ausencia del reflejo de la tos en niños con enfermedades neuromusculares o problemas respiratorios crónicos puede acarrear graves consecuencias como aspiración de secreciones y la sobreinfección neumónica.

Las infecciones víricas de vías altas son la principal causa de la tos, suponen la primera causa de absentismo escolar, afectan a casi todos los niños y generan muchas consultas médicas, sobre todo por su persistencia. Cada uno de estos procesos genera hasta 10 días de tos y mucosidad, y se repiten en gran número en los primeros cursos de colegio y guardería. El resultado es que el niño "no suelta los mocos en todo el invierno", y las noches con tos son la norma y no la excepción.

Es importante que el pediatra excluya mediante la historia clínica y la exploración una serie de enfermedades más graves, que suelen producir, además de tos, un deterioro del estado general o de la función respiratoria. En estos casos el tratamiento correcto de la tos será el de la enfermedad que la causa.

En la inmensa mayoría de los casos no será requerida ninguna medida farmacológica. Los medicamentos para la tos y los síntomas del resfriado no han demostrado suficientemente su eficacia en adultos. En niños pequeños ni siquiera su seguridad, por lo que? Si sabemos que lo que le vamos a mandar no es eficaz, ni podemos asegurar su seguridad, ¿por qué se lo damos a nuestros hijos?

No existe el catarro mal curado. En algunas ocasiones, los síntomas catarrales preceden o acompañan a otros procesos más complejos (bronquiolitis en lactantes, crisis de asma, otitis media, sinusitis...). Estos cuadros no son prevenibles ni predecibles, y cursan con otros síntomas además de la tos. Será necesaria una evaluación por el pediatra si hay dificultad respiratoria, intenso decaimiento, si se muestra irritable, persiste más de 10 días o es menor de 6 meses. Es normal que un catarro produzca fiebre, pero si además el niño tiene mal estado general, hay que acudir al pediatra.