'La música amansa a las fieras'. El origen de esta popular expresión se remonta a la Grecia clásica y concretamente a la leyenda de Orfeo, un poeta y músico griego que según cuentan poseía un canto y una forma de tocar la lira que era capaz de aplacar la fiereza de los animales más salvajes. Con el paso de los siglos, esta expresión se ha conservado para referirse a la capacidad tranquilizadora que proporciona escuchar música para hacer frente a comportamientos nerviosos o agresivos.

Este, no obstante, no es el único beneficio que aporta escuchar música. Numerosos estudios e investigaciones han puesto de manifiesto muchos otros efectos positivos que la música proporciona a nuestro bienestar, mejorando nuestro estado físico y emocional.

Nos ayuda a relajarnos. Escuchar música desencadena una enorme cantidad de reacciones en nuestro cerebro que tienen efectos directos sobre nuestro estado de ánimo. Entre otros, consigue que nos evadamos de nuestras preocupaciones y nos aporta relax y sosiego. Y es que la música es capaz de reducir en nuestro cuerpo los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés y la ansiedad.

Ayuda a combatir el dolor. Varios estudios han puesto de manifiesto la capacidad de la música para reducir el dolor crónico producido por enfermedades como la artrosis o la artritis reumatoide. Este es uno de los motivos que ha llevado a algunos centros hospitalarios a ofrecer la posibilidad de acudir a terapia musical para mitigar el dolor que sufren algunos pacientes. Según las investigaciones, escuchar música sirve como un distractor y hace que el cuerpo libere endorfinas que actúan como analgésicos naturales y que ayudan a contrarrestar el dolor. Además, la música de ritmos lentos ayuda a disminuir la respiración y el ritmo cardiaco y evita la sensación de angustia.

Reduce la presión arterial. Escuchar música relajante durante al menos 30 minutos al día provoca que nuestra presión arterial se reduzca, mejorando la circulación sanguínea y por tanto nuestra salud cardiaca. Además, también tiene efectos positivos sobre nuestra respiración que se traducen en beneficios cardiovasculares.

Ayuda a combatir el dolor de cabeza. Escuchar música puede ayudarnos también a combatir los dolores de cabeza, mitigando la intensidad, frecuencia y duración de las cefaleas. Esto es así porque algunas canciones pueden provocar un aumento de varios neurotransmisores en el cerebro, como la dopamina, que ayudan a disminuir el dolor.

Aumenta nuestro rendimiento intelectual y estimula el cerebro. Varias investigaciones médicas han puesto de manifiesto también que escuchar música o tocar un instrumento provoca que se activen partes del cerebro que ayudan a mejorar el aprendizaje y la retención de información. Además, escuchar música mejora también nuestra concentración, de manera que nuestra capacidad para asimilar la información es también superior. Además, también nos hace más creativos.

Ayuda a luchar contra la depresión. Otro de los efectos beneficiosos de escuchar música sobre nuestro estado emocional es la capacidad que tiene para mejorar nuestro estado de ánimo y nuestro humor. En este sentido, se ha demostrado que escuchar música ayuda a aumentar nuestra autoestima y la confianza en uno mismo, además de reducir la sensación de fatiga y hacer que nos sintamos más activos y vitales.

Mejora la coordinación de nuestro cuerpo. Otro de los efectos positivos que escuchar música tiene sobre nuestra salud está relacionado con su capacidad para reducir la tensión muscular y mejorar la coordinación y los movimientos de nuestro cuerpo. En este sentido, están demostrados también sus notables beneficios para la recuperación de la actividad física en personas que se están rehabilitando tras sufrir trastornos del movimiento.

Aumenta el rendimiento del ejercicio. Escuchar música es también un gran aliado de nuestro rendimiento deportivo. Y es que realizar ejercicio mientras se escucha música se ha demostrado que ayuda a mejorar nuestro rendimiento. Esto es así porque desviamos nuestra atención y la sensación de cansancio, fatiga o aburrimiento se mitiga. Además, escuchar música actúa también como un estimulante que ayuda a aumentar y a mejorar nuestro rendimiento.

Favorece el sueño. Lógicamente no todos los géneros musicales ayudan a ello, pero escuchar determinadas músicas suaves y relajantes nos ayudarán a conseguir un sueño verdaderamente reparador. Ello se debe fundamentalmente a las propiedades relajantes y antiestrés que proporciona la música.

Ayuda a sobrellevar el cáncer. En las plantas de oncología de algunos centros hospitalarios se recurre a la música para reducir la ansiedad de los pacientes de cáncer durante su terapia, mitigar el dolor e intentar mejorar su estado de ánimo.