La caries dental infantil es la enfermedad infecciosa crónica más común en la infancia. Si los dientes de leche se pierden demasiado pronto, los dientes que quedan podrían moverse y no dejar espacio a los dientes permanentes para salir. Además, si la caries no se previene, puede ser de difícil tratamiento, originar dolor y conducir a infecciones graves.

La caries se desarrolla cuando la boca del bebé está infectada por bacterias productoras de ácidos. Los padres y cuidadores pueden pasar estas bacterias a los bebés a través de la saliva. Por ejemplo, las bacterias se pueden transmitir al compartir saliva en cucharas o tazas, probando los alimentos antes de dárselos a comer a los bebés o limpiando los chupetes en la boca de padres o cuidadores.

La forma más común en la que se produce la transmisión de bacterias es cuando los padres ponen a dormir a sus hijos con un biberón de leche, zumo (mezclado o no con agua), o les dan refrescos, agua azucarada u otras bebidas azucaradas. También puede suceder cuando los niños beben de forma frecuente cualquiera de estas bebidas en vez de agua de una taza adaptada o biberón.

La caries podría primero aparecer como puntos blancos en la línea de la encía sobre la parte frontal superior de los dientes. Estos puntos son difíciles de ver al principio, incluso para un pediatra o dentista, sin el equipo adecuado. Un niño con caries necesita ser examinado y tratado de forma precoz para detener la expansión de la caries y evitar daños posteriores.

Los expertos recomiendan seguir estos diez consejos para prevenir la caries dental:

- Cuida de tu propia salud oral: incluso antes de que el bebé nazca. Es importante y está bien ver a un dentista para la atención oral mientras que estés embarazada.

- Elijas lactancia materna o biberón, es importante cuidar de los dientes del bebé: hasta los 12 meses, mantén la boca del bebé limpia al limpiar con cuidado las encías con una gasita de bebé. Una vez que veas el primer diente, cepíllalo con suavidad utilizando un cepillo de dientes suave para bebés. Entre los 12 y los 36 meses, cepilla los dientes del niño dos veces al día durante dos minutos. Utiliza una cantidad de pasta de dientes similar a un grano de arroz hasta su tercer cumpleaños. Los mejores momentos para cepillar los dientes son después del desayuno y antes de ir a la cama.

- Nunca pongas a dormir al bebé con un biberón o alimento: esto no sólo expone los dientes del niño a los azúcares sino que también pone en riesgo al niño de infecciones de oído y ahogo.

- No utilices un biberón o vaso adaptado para bebés como chupete o dejes al niño caminar con ello o beber de él durante largos periodos. Si tu niño quiere tener una botella o vaso adaptado entre comidas, llénalo sólo con agua.

- Revisa si el agua del grifo está fluorada: el niño se beneficiará de beber agua fluorada. Si el agua de beber viene de un pozo u otro medio no fluorado, el pediatra o el dentista podrían pedir una muestra del agua para conocer la presencia de flúor. Si tu agua del grifo no tiene suficiente flúor, el pediatra o dentista podría prescribir un suplemento. El dentista podría aplicar una capa de flúor a los dientes del niño para protegerlos de las caries.

- Enseña a tu hijo a beber de una taza normal tan pronto como puedas, preferiblemente entre los 12 y los 15 meses de edad. Beber de una taza es menos propenso a ocasionar que los líquidos se acumulen alrededor de los dientes. Además, una taza no puede llevarse a la cama.

- Si tu hijo debe tener un biberón o una taza adaptada por largos periodos, llénala sólo con agua. Durante los viajes en coche, ofrécele sólo agua si tiene sed.

- Limita la cantidad de alimentos dulces o pegajosos que come: como caramelos, gominolas, galletas o regalices. El azúcar está en alimentos como galletas saladas y patatas fritas también. Estos alimentos son especialmente malos si el niño los toma mucho como tentempiés entre horas. Deberían tomarse sólo a la hora de las comidas. Enseña a tu hijo a utilizar su lengua para limpiar de comida los dientes de forma inmediata.

- Sirve zumo sólo durante las comidas y en ningún otro momento: la asociación americana de pediatría no recomienda zumo para los bebés de menos de 6 meses. Si se proporciona entre los 6 y los 12 meses, tiene que limitarse 118 mililitros al día y debe ser diluido en agua (mitad agua, mitad zumo). Para los niños de entre 1 y 6 años, cualquier zumo debe limitarse a entre 118 y 177 mililitros al día.

- Lleve al dentista al niño antes del año de edad: si tiene alguna preocupación, el dentista puede ver antes al niño. Busque un dentista pediátrico y si no puede tener acceso a uno su pediatra puede examinar la boca del niño, aplicar el barniz fluorado y hablar con usted sobre cómo mantenerle sano.