Se acercan las fiestas navideñas y con ellas los quebraderos de cabeza en busca de los mejores regalos para los más pequeños de la casa. Un estudio publicado por la consultora TNS para eBay titulado ''Tendencias de Consumo en Navidad'' afirma que los españoles gastarán de media 209 euros durante las navidades. De esa cifra, 151 euros irán destinados a la compra de regalos para los niños.
Sin embargo, lo que desconocen los padres es la ''saturación'' que puede sufrir un niño si recibe más regalos de los necesarios. Estudios alrededor de la infancia advierten de que cerca del 80% de los menores reciben de promedio cinco regalos más durante estas fiestas. Que un niño reciba más regalos de los necesarios puede ser contraproducente. De esta manera, pueden perder la ilusión al no disfrutar de cada juguete o que directamente descarte alguno de ellos sin ni tan siquiera haberles prestado atención por tener otros que considera como favoritos.
Expertos aseguran que la solución no radica en cortar de raíz con los presentes, está más bien relacionada con la elección y acotacción en el número. Por ello, ha nacido la regla de los cuatro regalos, una teoría que minimiza el número de objetos que se les vaya a regalar para centrarse en artículos de verdadera necesidad e interés.
La regla de los cuatro regalos se basa en los siguientes principios:
-Un regalo para llevar: prendas, zapatos, camisetas...
-Presentes relacionados con la lectura, como un libro o aparatos electrónicos destinados a la introducción a este mundo.
-Un juguete que desee con especial interés, que sirva para cubrir sus necesidades emocionales.
-Cualquier artículo que necesite realmente.
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No hay que olvidar que en muchas ocasiones los niños disfrutan más con objetos cotidianos o de, aparentemente, poco interés que con juguetes que pueden salir por un ojo de la cara. ¿Quién no se ha pasado tardes enteras jugando simplemente con cajas de cartón? ¿Nadie recuerda ya a aquel niño de anuncio de televisión que se emocionaba de sobremanera cuando le regalaban un palo? No hay que subestimar el poder de las pequeñas cosas, un niño valora en gran medida disfrutar de una tarde fuera de casa con sus padres, ya sea en un parque de atracciones o jugando al fútbol.
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