Comer todo lo que se nos antoja, sin dieta de por medio. Es el ánimo culinario con el que más de la mitad de los españoles afrontan el verano. Un menú estival con más alcohol, más helados, más comida preparada y mucho reposo. Y, según pasan los días de chiringuito y playa, uno de cada cuatro acaba engordando hasta 5 kilos.

Lo que supone acabar las vacaciones con casi dos tallas más. El sacrificio de todo un año queda esparcido por la hamaca o la arena. Habrá que quitárselos después en septiembre. Pero hasta entonces eviten el sedentarismo y coman alimentos saludables para intentar superar otro verano demasiado tentador.