Puede que sea una especie de tabú entre hombres y también mujeres, pero la circuncisión es una práctica médica que se viene dando desde hace millones de años.

Si echamos la vista atrás, los historiadores y médicos han constatado que la circunsición se comenzó a practicar hace 15.000 años como forma de castrar a los enemigos capturados de forma más leve y sin llegar a cortarles todo el pene. Más tarde, culturas al completo empezaron a hacer uso de esta práctica por motivos higiénicos. Incluso algunas lo tienen por costumbre, como los judíos.

Según ONUSIDA -organización que trabaja en erradicar la epidemia del VIH-, "los pueblos semitas, incluidos los egipcios y los que profesaban la fe judía, ya practicaban la circuncisión, cuyas primeras representaciones, encontradas en un templo egipcio, datan del año 2300 antes de Cristo".

Además, en el siglo XIX, se produjeron avances en el procedimiento quirúrgico y, con el aumento de la movilidad de personas durante el siglo XX, la intervención se abrió paso por razones sanitarias y sociales en culturas que anteriormente no la practicaban.

Pero, ¿en qué consiste la circunsición? ¿Qué beneficios aporta? ¿Hay riesgo tras la intervención?

La circuncisión es una intervención quirúrgica en la que se corta la porción del prepucio del pene que cubre el glande para dejarlo permanentemente al descubierto. Segun algunos datos de asociaciones como ONUSIDA "cerca de un 30% de los hombres de todo el mundo, lo que representa un total de aproximadamente 670 millones, están circuncidados".

Al contrario de lo que se piensa, más de la mitad de los mismos son de religión islámica, mientras que tan solo un 1% son judíos y hasta un 13% son americanos que no profesan ninguna de estas dos religiones. Y es que, en Estados Unidos la práctica de esta intervención se ha convertido en algo habitual en el 90% de los nacimientos.

Según expertos médicos estadounidenses y organizaciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud), la realización de la circunsición aporta algunos beneficios. Uno de los estudios más recientes sobre el tema, elaborado por el Centro Provincial de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, justifica la circuncisión masculina como método para la disminución del riesgo de infección por virus de inmunodeficiencia humana (VIH) hasta en un 60% y de otras infecciones de transmisión sexual, sobre todo en países de África en los que este problema es más complejo.

Más allá de las razones sanitarias, las más importantes, según un estudio publicado en Journal of Urology, la práctica de la circuncisión no produce menos sensibilidad en el pene -algo que preocupa a muchos de los hombres adultos que piensan en hacerse la intervención-, es más, todo lo contrario. Según estos expertos, la retirada del prepucio hace que las relaciones sexuales sean más placenteras ya que aumenta la sensibilidad.

Prevención y duración

La prevención de otras ETS es otra de las ventajas de la retirada del prepucio. Y es que, el tejido que recubre el pene es más sensible a la hora de contraer enfermedades de transmisión sexual. Contraer el virus del papiloma humano -del que los hombres son portadores- o el herpes genital disminuye al tener el pene circuncidado. Aunque en todos los casos hay que utilizar métodos anticonceptivos.

En el caso de no tener el pene circuncidado, los movimientos fuertes durante las relaciones sexuales pueden ser fatales provocando lo que se conoce como fractura de pene, por lo que en este supuesto estar circuncidado es un plus.

Además, estudios confirman que aumenta la duración del coito y hace que las eyaculaciones sean más lentas en los hombres que se han circuncidado.

En España, esta práctica se realiza generalmente por temas médicos y cuando es totalmente necesario, como por ejemplo en el caso de que se padezca fimosis. Los bebés nacen con la piel del pene más estrecha y es durante el crecimiento cuando se va amoldando al cuerpo. Si a la llegada de la adolescencia esto no ha sucedido es cuando se decide intervenir.