El cuidado por nuestro cuerpo es de vital importancia en la salud de todos. Muchas veces tenemos las máximas diligencias con la parte que se ve: nos machacamos en el gimnasio para tonificar nuestros músculos y ganar forma física, nos preocupamos ante cualquier posible dolor y pasamos revisiones físicas más o menos ocasionalmente. Sin embargo, es frecuente que descuidemos la parte que no se ve, los órganos internos que no dan pistas tan sencillas sobre lo que nos puede estar pasando.

Uno de los más claros ejemplos es nuestro hígado, un órgano de vital importancia que tiene la responsabilidad de segregar la bilis imprescindible para la digestión de las grasas, almacenar vitaminas y filtrar la sangre, y que se ve afectado por un buen número de nuestras actividades más cotidianas.

Dado que es difícil identificar a primera vista los problemas que nos puede dar el hígado, te presentamos algunas de las pistas cruciales para detectar que algo está fallando en su funcionamiento, y que te deben llevar a someterte a una revisión médica para resolver los posibles problemas de mayor o menor entidad que se puedan producir.

Cambios de la piel y los ojos

Si detectas que el tono de tu piel se vuelve de un tono un poco más amarillento o que el blanco de tus ojos coge tintes de este mismo color, es un posible síntoma de niveles altos de bilirrubina, lo cual puede desembocar en ictericia, un serio problema cuya solución no debes dejar pasar bajo ninguna circunstancia.

Picores en la piel

Cierto es que pueden tener innumerables orígenes, desde causas puramente dermatológicas a fallos orgánicos, pero en ocasiones pueden identificar una posible colangitis biliar primaria, es decir, un problema crónico que causa fallos en los conductos biliares.

Problemas de sueño

Una vez más, no es que estén únicamente causados por un fallo de un órgano interno, pero combinados con los otros síntomas pueden ser signo de que ocurre algo más de lo que a simple vista parece. En ocasiones, esta irregularidad en los horarios nocturnos se asocia a la cirrosis hepática. Obsérvate bien y ponte en alerta si detectas algo extraño.

Subida o bajada súbita de peso

Si ganas kilos rápidamente y no sabes por qué, puede ser otro síntoma, en determinados casos y combinado con otras señales, de la cirrosis hepática. Si por el contrario, lo que haces es perder peso rápido e inexplicablemente, en ocasiones este hecho conduce a detectar una posible hepatitis C, cuyas consecuencias son incluso mayores para el organismo.

Pérdidas de memoria

Si tu hígado no elimina correctamente las toxinas de la sangre, en caso de una posible insuficiencia hepática, estas toxinas pueden llegar a acumularse en tu cerebro. Esto se denomina encefalopatía hepática. Y uno de sus principales indicios es el hecho de tener pérdidas de memoria poco habituales en la persona.

Acumulación de moratones

En casos en los que al más mínimo roce te salgan en todo el cuerpo las típicas marcas moradas, las causas pueden ser varias. Una de ellas son los motivos circulatorios. Pero si no es el caso (y especialmente en casos de personas de edad no demasiado avanzada), ojo, porque puede ser síntoma de algún problema hepático.

Cambios de personalidad

Al igual que ocurre con las pérdidas de memoria, la encefalopatía hepática y la acumulación de toxinas en el cerebro provoca consencuancias mentales, que en ocasiones se traducen en modificaciones súbitas y notables de la forma de ser, del ánimo y de las relaciones sociales.

Cansancio frecuente

Si eres de los que habitualmente viven sin excesivas fuerzas, no te preocupes demasiado. Pero si eres una persona vital y de repente comienzas a sentirte agotado, decaído y apático, es un posible rasgo que sirve para detectar problemas hepáticos en determinadas ocasiones (aunque por supuesto, no siempre significará que estos existan).