El coronavirus es el gran enemigo a batir en los principales laboratorios del planeta. Desde España, hasta Estados Unidos, entre otra decena de países, con una carrera científica para inmunizar a la humanidad que sigue acelerándose.

El instituto Jenner de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, es el primer centro europeo en probar ya con humanos, desde esta semana, su candidata a vacuna. Para saber si sale adelante con éxito necesita, como primer paso, un mes de ensayos con medio millar de voluntarios entre 18 y 50 años. Si funciona, se probaría con población más vulnerable y, si todo va en los plazos soñados, dicen sus investigadores, podría estar lista en otoño para su producción y distribución masiva.

En China, mientras tanto, ya están en la segunda fase de investigación humana, con inyecciones a adultos de 84 años, como Xion Zenghxing, que dice que participa en el ensayo para poder sentirse en paz con él mismo. Avances a una velocidad nunca vista hasta ahora, ya que se pretende acortar los cinco o diez años de media por vacuna a unos doce o dieciocho meses, en el mejor de los casos.

Lo dice, desde Corea del Sur, el director general del Instituto Internacional de Vacunas, Jerome Kim, que advierte, eso sí, de otro escenario probable. El de que, como ocurre con el SIDA o la tuberculosis, esta variante de coronavirus sea imposible de eliminar por completo con una vacuna. Aunque el alto índice de recuperados, destaca Kim, mantiene la esperanza de hallar su posible inmunidad.