Investigadores de varios países participan en un estudio internacional para probar cócteles antivirales -una combinación de varios fármacos- para tratar de evitar la selección de "mutantes" del virus que puedan ser resistentes a un solo medicamento.

En la investigación internacional participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha incidido este lunes en la importancia y en las oportunidades de combinar los beneficios de varios medicamentos para combatir los efectos del SARS-CoV-2.

Se trata, por un lado, de emplear nuevos antivirales que impidan la entrada del virus en la célula, y por otro, de utilizar inhibidores de la enzima que replica el genoma y la transcripción de los genes del virus. Según el CSIC, el efecto de la combinación de las dos terapias, dirigidas a distintas dianas del SARS-CoV-2, podría evitar la selección de "mutantes" resistentes a un solo medicamento y, por tanto, impediría que se produzca un fallo en la terapia.

Los virus ARN son capaces de modificar su espectro de mutantes para adaptarse a nuevos ambientes, alterar su virulencia o incluso generar cambios significativos que les permitan saltar a otras especies. "Los coronavirus, incluso con una actividad correctora de errores, mutan y replican con mecanismos similares a otros virus ARN altamente variables, como el de la hepatitis C, el virus de la gripe o el del VIH", ha explicado la investigadora Nuria Verdaguer, del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (IBMB-CSIC) y directora del proyecto.

Basándose en procedimientos previamente establecidos en otros virus, los investigadores van a utilizar diferentes fármacos dirigidos a distintas dianas de la covid-19. La aplicación de terapias parecidas de combinación de varios fármacos se ha llevado a cabo ya con éxito frente a otros virus altamente variables, como el virus del sida o de la hepatitis C.

El CSIC ha recordado que el gran descubrimiento con el virus del sida fue ver que era necesaria una terapia de combinación para evitar la selección de mutantes resistentes a un antirretroviral. Cuando el tratamiento se administraba en monoterapia, conducía generalmente a un fallo terapéutico y a la muerte del paciente.

Desde finales de los años noventa, la implementación de las terapias de combinación convirtió al sida en una enfermedad crónica sin apenas mortalidad, aunque hasta el momento no se ha encontrado la manera de eliminar por completo el virus del organismo.

Otro precedente de éxito de las terapias de combinación ha sido el tratamiento contra la hepatitis C, especialmente gracias a los nuevos antivirales de acción directa (como el Sofosbuvir o el Daclatasvir) que permiten eliminar el virus en un 98 por ciento de los pacientes. "Nuestro proyecto se basa en utilizar una estrategia parecida frente al SARS-CoV-2, extendiendo la sinergia a los inhibidores de entrada", ha explicado Verdaguer.