Un tatuaje de grandes dimensiones provocó un falso diagnóstico de cáncer. En un artículo, los investigadores del Centro Médico Irvine de la Universidad de California (Estados Unidos) relatan la confusión y alertan de que este problema puede darse con el uso de determinadas pruebas de imagen radiológica.

Según describe el artículo en la revista 'Obstetrics and Gynecology', el caso se produjo con una paciente de 32 años que tenía un cáncer de cuello de útero a la que, durante una prueba de seguimiento, se decidió someter a una tomografía computarizada (TC) y otra por emisión de positrones (PET) para ver si el tumor se había diseminado.

Para la prueba es necesario que la paciente reciba una inyección con un trazador radiactivo que hace que los tumores aparezcan como puntos brillantes en la exploración.

De este modo, al someterse a la exploración detectaron áreas brillantes en sus ganglios linfáticos de la pelvis que sugerían que el tumor se había extendido, como consecuencia de una posible metástasis.

Sin embargo, hasta después de la cirugía los médicos no se dieron cuenta de que el verdadero motivo de esos puntos brillantes era "el pigmento del tatuaje", según ha explicado a la BBC Ramez Eskander, oncólogo que trató a la paciente.

En la intervención extirparon el útero, el cuello de útero, las trompas de Falopio y los ganglios linfáticos pélvicos. Fue cuando los médicos examinaron las células de los ganglios linfáticos bajo un microscopio cuando vieron que las células contenían depósitos de tinta de tatuaje, no tumorales.

Eskander ha destacado la necesidad de que los médicos sean conscientes de que tatuajes muy grandes pueden confundirse con cáncer en imágenes tomográficas. "Queremos asegurarnos de que la gente entienda que estos falsos positivos podrían potencialmente producirse en pacientes con tatuajes", ha explicado.