Hasta un 93% de la comunicación tradicional en el cara a cara es no verbal y toda la parte emocional de la comunicación a través del lenguaje corporal nos falta en el mundo digital, por ello, los emoticones o emoticonos han pasado a tener un papel clave para completar los mensajes a través de redes sociales o aplicaciones móviles.

Según explica a Infosalus Catalina Pons, experta en lenguaje corporal, profesora de comunicación y autora de 'Comunicación no verbal' (Kairós, 2015), progresivamente los usuarios del entorno digital hemos aprendido a incorporar emociones a través de estos elementos gráficos para que sea posible entender el tono en el que hablaríamos, con ironía o en broma por ejemplo, si se tratara de una conversación presencial.

"Los emoticones no son un adorno, ni algo infantil o moderno, transmiten la parte emocional que las personas desean que llegue al interlocutor. Tienen un efecto importante ya que se ha demostrado que por ejemplo un emoticón de cara sonriente ejercen el mismo efecto sobre el cerebro del receptor que la visión de un rostro real sonriendo y provocan en éste una respuesta de las neuronas espejo de la misma emoción que le permite entender y sentir el tono del mensaje", aclara Pons.

La principal y destacable diferencia entre la comunicación en el ámbito real y el digital es que en este último perdemos la información que nos proporciona el cara a cara. "El lenguaje corporal es primario, anterior a la capacidad de hablar del ser humano, estamos dotados genéticamente para utilizarlo y basamos nuestras decisiones a partir de lo que sentimos que nos transmite", apunta la profesora e investigadora en comunicación.

Esta intuición que recibimos cuando nuestro cerebro decodifica de forma inconsciente el lenguaje corporal de los otros nos ayuda a 'ver' disonancias entre, por ejemplo, lo que nos dicen de forma verbal y aquello que traslada el lenguaje corporal del emisor. "Tomamos decisiones sobre acercarnos, confiar o escuchar a alguien en base al lenguaje corporal que despliega y cuando estos indicios no existen, como sucede en muchos casos en la comunicación digital, nos sentimos confusos", aclara la autora.

Evitar los equívocos y ser más conscientes

Este es el motivo de los malos entendidos que se generan a través de los correos electrónicos derivados de la falta de información emocional que podría comunicarse a través de una reunión personal. Este vacío en la información emocional lo ha venido a llenar el uso de los emoticonos en las comunicaciones digitales ya que como señala Pons "escribir sobre las emociones es mucho más difícil que representarlas con símbolos".

Sin embargo, este uso de los emoticonos en los mensajes digitales puede en ocasiones ayudar a trasladar emociones que en realidad no sentimos, algo que en las conversaciones reales fuera de la vida digital es casi imposible por lo difícil de manipular el lenguaje corporal inconsciente. "A veces no somos conscientes de haber dicho más de lo que trasladan las palabras pero es que además emitimos un mensaje con la entonación de nuestra voz y la expresión de nuestro cuerpo", recuerda Pons.

Video, voz y teléfonos inteligentes

La autora señala que no hay que olvidar que el desarrollo tecnológico nos está permitiendo además utilizar la vídeo-conferencia, archivos visuales y sonoros que aportan a las comunicaciones el factor de la expresión corporal y verbal.

En aplicaciones tecnológicas de comunicación como Whatsapp existe la posibilidad de enviar no sólo fotos sino también mensajes de voz y vídeo. Pons aconseja que si se trata de un mensaje que puede dar lugar a equívocos y generar problemas al quedar por escrito es mejor emplear la voz porque al hablar se generan matices que pueden conseguir que el interlocutor se sienta mejor aunque el mensaje no sea el esperado.

"Dejaremos cada vez más de escribir tanto y nos comunicaremos más por vídeo porque la tecnología lo permite. Los teléfonos inteligentes son ya capaces de transmitir lo que se traslada como una 'caricia' mediante un tipo de vibración determinado que incluso incluye un mensaje con las pulsaciones cardíacas de quien la envía. La tecnología abre todo un mundo nuevo para las comunicaciones", concluye Pons, que alude también a una vía nueva de interacciones entre pacientes y profesionales clínicos a través de las aplicaciones de estos nuevos dispositivos digitales.