El incendio de una tablet con teclado este lunes en el metro de Madrid ha causado escenas de pánico y ha obligado a desalojar el tren, interrumpir la circulación en la línea 9 y atender a nueve personas por crisis de ansiedad y a tres por inhalación de humo, aunque de forma leve.

El aparato pertenecía a una estudiante universitaria que iba a clase, pero la densa humareda que empezó a desprender llevó a varios pasajeros a accionar la palanca de emergencias.

El hecho de que el incendio ocurriese en el metro amplificó las consecuencias, pero este tipo de sucesos no son nuevos. El pasado mes de julio, un móvil ardió en el interior de un avión todavía en tierra en Barcelona y obligó a evacuar a los pasajeros.

Las tablets, así como los móviles y los ordenadores portátiles, usan baterías de litio que, bajo ciertas condiciones, pueden llegar a recalentarse, incendiarse o explotar.

Las explosiones de estas baterías son muy llamativas pero "anecdóticas" en comparación con el número de estos dispositivos en el mercado.

Así lo ha explicado a Efe el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Jiménez, quien opina que la tecnología que incorporan este tipo de baterías es "muy segura" y su probabilidad de deflagración es "muy escasa".

Las baterías de litio llevan media década en el mercado, son usadas allí donde hace falta tener "mucha potencia y se tiene poco espacio", por eso, además de los dispositivos inteligentes, también lo incorporan desde bicicletas y monopatines eléctricos a una taladradora inalámbrica.

Su explosión se produce cuando hay algún fallo de fabricación o se ha generado por un golpe. Esto hace que la energía no circule adecuadamente y se genere un punto caliente en el que se acumula la energía y que es el que la perfora y genera la deflagración, que habitualmente "se trata de una explosión suave" y nunca "violentamente como una olla a presión", apunta.

Cuando se produce este tipo de incidentes, lo que se quema es todo el material plástico del dispositivo, que genera mal olor.

Aunque la tecnología de esta baterías "es muy segura" y todas las baterías se prueban antes de comercializarse, este tipo de incidentes han comenzado a aparecer por llevar "al límite" los dispositivos.

"Si tienes 200.000 amperios en un metro cuadrado, estás apretando mucho la tecnología y todo tiene sus límites" explica el científico sobre la dinámica del sector, que desde hace años tiende a reducir el espacio y aumentar las prestaciones.