Básicamente y sin entrar en los pormenores, "algo que uno es", viene siendo su rostro, que es el espejo del alma. O por ser más específico: los rasgos biométricos del individuo, totalmente distintos de persona a persona y que configuran una encriptación imposible de falsificar. Un patrón físico que identifica rasgos o conductas de un individuo para su autentificación, es decir, para "verificar" su identidad

Los sistemas de pago han evolucionado de forma natural. Pero, ¿cómo se ejecutaba antes de que existieran las tarjetas bancarias? ¿Cómo era pagar antes de la era digital? Desde el neolítico, el hombre se acostumbró a intercambiar bienes o servicios con sus congéneres. Pasaron miles de años hasta que se acuñaron las primeras monedas y muchos más hasta la creación del papel moneda. En los años ochenta se produjo la explosión de los pagos con tarjeta y en esta década que estamos viviendo se ha democratizado el pago con móvil. Sin embargo, no hay sistema más fiable que un pago biométrico.

Para Juan Francisco Losa, Cybersecurity and Technology Executive de BBVA, lo más importante es el factor de seguridad y por ello se ha creado Veridas, una "startup" entre BBVA y Das-Nano, que muestra el potencial de las alianzas entre grandes y pequeñas empresas. Veridas ha supuesto un hito para el desarrollo y la puesta en marcha de soluciones de pago e identificación de usuario innovadoras en el Grupo BBVA.

Unos procesos tan mejorados que ya solo es necesaria la verificación de los documentos y la identidad del usuario mediante una fotografía y un vídeo. Una pieza clave ha sido la funcionalidad de ´pagos invisibles´ en Ciudad BBVA. El banco ha puesto en marcha un proyecto piloto en su sede en Madrid para permitir que los empleados puedan realizar pagos mediante reconocimiento facial, basados en biometría, sin necesidad de utilizar la tarjeta de crédito ni el móvil. Para ello, tan solo tienen que situarse frente a unas cabinas con cámaras que reconocen su rostro, previamente registrado en la aplicación, y realizar el pago automáticamente. El único requisito es tener encendido el Bluetooth y entonces se realiza el pago.

Un buen ejemplo es cuando un empleado coge una bandeja para comer. Pide un menú y llega el momento de pagar. El proceso habitual es sacar el bolso, el monedero, abonar la consumición en efectivo o con tarjeta, meter el pin, volver a guardarlo todo, lo que se traduce el tiempo y dinero.

Con el reconocimiento biométrico, una cámara identifica el menú y otra cámara identifica a la persona. En ese momento se produce el pago.

Con esta misma aplicación, los empleados pueden realizar sus pedidos con antelación en las distintas cafeterías de la sede. Una vez que los recogen, el precio del pedido se cobra automáticamente en la cuenta del usuario registrada en la ´app´. En los últimos meses, los empleados en BBVA ya han realizado más de 3.000 pagos biométricos a través de esta aplicación. Además, BBVA está trabajando para llevar "Alta Inmediata" a otros países y explorar con Veridas nuevas soluciones basadas en el reconocimiento de voz.

Otros de los productos desarrollados se están empleando para la identificación remota de clientes en otras empresas, la facilitación de sistemas de pagos, el control de accesos. En palabras de Juan Francisco Losa, "se trata de una tecnología que debe evolucionar y que necesita entrenamiento constante. Se trata de instruir a los algoritmos para que el servicio sea impecable".

Hoja de ruta

Según Eduardo Azanza, CEO de Veridas, la biometría es uno de los campos tecnológicos con mayor potencial de crecimiento en la actualidad y atrae el interés de empresas, tanto en España como en el extranjero. "Actualmente se tiene como referencia países como Estados Unidos, pero España está despuntando en esta industria con proyectos muy innovadores".

Pago con retina, pago con ritmo cardíaco, altas con la retina, estamos solo al comienzo de un apasionante viaje.