La proliferación de información falsa en internet ha sacudido los procesos electorales de los dos últimos años. En paralelo, las grandes tecnológicas, en el punto de mira, tratan de frenar el problema, pero ¿es posible que un algoritmo identifique qué es verdad y qué no?

"Es duro decirlo, pero no creo que se puedan crear algoritmos que identifiquen qué información es falsa y cuál no", explica Pandu Nayak, vicepresidente del departamento de Google que se encarga de la herramienta de búsqueda, la más utilizada en el mundo.

"Hay ejemplos muy obvios, pero hay zonas grises que son más difíciles de identificar y requerirían del trabajo de investigación de periodistas especializados".

Como Google ve imposible filtrar y eliminar la información falsa para que desaparezca de sus resultados de búsqueda, lo que ha hecho es posicionar "mejor" la información "relevante" que procede "de fuentes autorizadas".

"Teníamos problemas (...). Hemos hecho un gran esfuerzo para proteger a nuestros usuarios", subraya Nayak.

Hasta hace poco, cuando preguntabas a Google "¿Cuándo sucedió el Holocausto?", el primer resultado correspondía a una página negacionista; tras los cambios incorporados, el primer resultado ahora es el del Museo del Holocausto de Estados Unidos.

Solo en 2017, la compañía ejecutó un total de 2.500 cambios en el algoritmo de su buscador, una media de seis al día.

"Un producto de búsqueda es por definición un producto inacabado, siempre hay margen de mejora", explica en una entrevista con Efe Pandu Nayak.

Más controversia generó el año pasado la búsqueda de "idiot" (idiota en inglés) en su buscador de imágenes: la mayoría de las imágenes que daba como resultado eran del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Aunque en principio se atribuyó estos resultados a un caso de 'spam' -grupos de usuarios que tratan de engañar al sistema para promocionar contenidos-, el responsable de la herramienta lo niega: "No fue 'spam', sino artículos de fuentes de calidad que se referían al presidente como idiota. Aún así, creo que no eran unos buenos resultados y tratamos de mejorarlos", explica.

"Sé que nuestra herramienta de búsqueda no es perfecta, pero estamos comprometidas con mejorarla", añade Pandu.

La ironía es que fueron tantos los medios que recogieron este episodio que, actualmente, los resultados siguen siendo de Trump.

El posicionamiento no se hace a mano. Google tiene un índice con trillones de webs -si se imprimiera el rollo de papel, mediría doce veces ida y vuelta a la luna- y un algoritmo decide el orden según distintas variables: las palabras, los enlaces con otras páginas, la localización o la lengua de búsqueda, entre otras.

A parte de este episodio, Trump también acusó el año pasado a Google de manipular su buscador para acallarle a los medios conservadores, algo que la compañía de Mountain View ha negado en reiteradas ocasiones.

El equipo que dirige Nayak cuenta con formación para evitar 'sesgos inconscientes' (en inglés 'unconscious bias training'), no solo para evitar cualquier sesgo ideológico en la configuración del buscador.

La compañía trata también de fomentar la diversidad de los equipos, un tema especialmente sensible tras las críticas a la cultura machista ("bro culture") que impera en las empresas de Silicon Valley. "Tenemos mucho que hacer, la compañía está comprometida", asegura el directivo.

El dirigente de Google reconoce la dificultad de gestionar una herramienta que a diario lidia con las novedades de lo que suceden en todo el mundo: "El 15 por ciento de las preguntas que se registran cada día son completamente nuevas".

"El mundo esta constantemente cambiando y la gente tiene mucha curiosidad no solo por lo que pasa en el mundo; también por lo que pasa a nivel local", apunta.

El buscador ha cambiado mucho desde que vio la luz hace más de veinte años (1997), pero también han cambiado las búsquedas: antes la gente buscaba una o dos palabras, mientras que ahora las preguntas son "más complejas" y se usan expresiones del lenguaje coloquial.

"Lo cierto es que las preguntas cada vez son más y más difíciles".