A estas alturas de siglo ya poco o nada nos sorprende, excepto el hecho de que nuestra capacidad tecnológica converge hacia un paradigma llamado Singularidad Tecnológica (ST), defendido principalmente por el ingeniero de Google Ray Kurzweil. Ray trata de predecir hacia dónde se dirige este desarrollo tecnológico dado que llegará un momento en que la tecnología se desarrollará de manera tan rápida que los robots, ordenadores, máquinas, etc. serán capaces de mejorarse a sí mismos. No hace mucho, Elon Musk, CEO de Tesla y Space X, reflexionada sobre si el hombre debe integrarse con las máquinas o estará condenado a vivir en un mundo dominado por estas. Pero lo cierto es que el hombre, de momento, se maneja con soltura delante de la Inteligencia Artificial, dominándola y subyugándola en todos y cada uno de sus pasos.

Muchas empresas ya han desarrollado departamentos de investigación con aplicaciones inmediatas. Y no hace falta desplazarse a Silicon Valley - por cierto, no es la única meca mundial de la emprendeduría - para darse cuenta de que a pequeña o gran escala, es una necesidad que debe satisfacer a negocios e individuos. El uso inteligente de los datos es una de las palancas clave de la transformación de cualquier empresa y un buen modelo a seguir es la banca. Ejemplo palpable es BBVA y AI Factory, "cuyo foco radica en aquellos ámbitos en los que la inteligencia artificial tiene un impacto más diferencial y de mayor escala", apunta Ricardo Martín Manjón, responsable global de Data de BBVA. El banco toma una perspectiva para que todas sus soluciones de Inteligencia Artificial puedan ser escalables tanto entre las unidades de negocio como entre países, lo que a la empresa le permite reducir los tiempos de lanzamiento al mercado.

Ejemplos prácticos de AI son Valora, el sistema que permite conocer el precio de la compra o alquiler de un inmueble; o Bconomy, un sistema que calcula la salud financiera. A nivel de empresas han desarrollado One View, un agregador inteligente. En definitiva, BBVA AI Factory constituye una apuesta en el sector financiero por captar las oportunidades de la era de los datos y ponerlas en las manos de la sociedad y, todo ello, lejos del catastrofismo que pronostican los laureados gurús.