Durante las últimas semanas, Microsoft soltó duros golpe a la industria con una política de empresa que cogió por sorpresa a todos los jugadores: su propuesta para la nueva generación, Xbox One, necesitaría de una conexión permanente a Internet para disfrutar de sus videojuegos, ya fueran online o no, además de que los títulos físicos vendrían con un código de validación que impediría su instalación en más de una videoconsola, cerrando la puerta al intercambio y venta de segunda mano libre para el jugador.

La reacción de la comunidad se hizo notar desde el primer día, con una gran masa de usuarios que tildó las nuevas políticas de abusivas, mientras que una pequeña parte del mercado vio con buenos ojos la propuesta de Microsoft, que incluiría algunas novedades, como la posibilidad de jugar en cualquier videoconsola a los títulos adquiridos en una cuenta determinada.

Sin ir más lejos, algunas de las respuestas de los directivos de Microsoft fueron bastante tajantes sobre el tema, llegando incluso a despedir a un directivo por decir que Xbox One era una plataforma destinada únicamente a aquellos que disponen de una buena conexión a Internet, generando así una imagen de la compañía estadounidense inquisidora.

Otros desarrolladores miraron con escepticismo a la política de la compañía. Mientras figuras como Cliff Bleszinski -director creativo de Epic Games-, han defendido la propuesta a regañadientes; otros, como Jonathon Blow -encargado de 'The Witness', un título para PlayStation 4- señalaron la videoconsola como un camino impropio de la industria.

Marcha atrás

Y así, después de un buen número de comunicados por parte de las editoras más potentes del mercado, mensajes de todos los colores por parte de la comunidad e incluso una pequeña mofa por parte de Sony durante el E3 celebrado en Los Angeles, Microsoft ha decidido dar una vuelta de tuerca a una polémica generada directamente desde sus oficinas.

Así, desaparece por completo la necesidad de estar conectado a Internet para disfrutar de cualquier tipo de contenido en Xbox One, no habrá verificación diaria de que la videoconsola está conectada a la red, los juegos físicos adoptarán el estilo actual -sin restricciones de uso, intercambio o venta de segunda mano- y, por último, desaparece la restricción regional que impide instalar videojuegos de otras regiones del planeta.

Es decir, Microsoft ha tomado en consideración a la comunidad y ha decidido, según sus propias palabras, preparar un futuro mejor a su plataforma. "Como resultado de la respuesta de la comunidad Xbox, hemos cambiado ciertas políticas de Xbox One. Vuestras respuestas importan. Nos habéis contado cómo os gusta la flexibilidad de hoy con los discos".

"La habilidad de conseguir, compartir y revender estos juegos con discreción es increíblemente importante para vosotros, así como la libertad de jugar sin conexión a Internet, durante el tiempo que sea, en cualquier lugar del mundo. Así que hoy vamos a anunciar algunos cambios de Xbox One", declara en un comunicado la compañía.

Sin embargo, no hay que olvidar que Microsoft sigue apostando fuerte por la conexión a Internet, pues así lo declara en su comunicado, de modo que no sería de extrañar que, acompañado a esta novísima política de empresa, se adopten medidas para que el jugador vea in extremis las ventajas que tiene la nube de la compañía, o que aparezcan restricciones en forma de contenido, etcétera.

Todavía es pronto para hacer una valoración global de lo que puede o no puede ofrecer la videoconsola conectada a Internet, por lo que habrá que estar atento durante las próximas semanas para conocer si finalmente, Xbox One se convierte en una de las máquinas más queridas por la comunidad de jugadores, como lo ha sido Xbox 360.

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