Estaba, porque lo único que queda de ese arresto es el aro telemático. Que enseña desafiante a cámara para pedir que se lo pongan a Vladimir Putin por el genocidio en Ucrania, dice, y los asesinatos masivos de rusos. El caso de Marina Ovsyannikova es llamativo. En una sociedad con muy poca disidencia y que solo ahora, tras la movilización masiva, empieza a incomodarse con la invasión. Ella protestó y puso en juego su futuro desde el comienzo. Y cuando ya se habían aumentado las penas por difundir lo que el Kremlin llama noticias falsas. Jefa de informativos de un gran canal público, apareció en directo con una pancarta: "No a la invasión de Ucrania", "Os están engañando", ponía. A la espera de un juicio que podría llevarla diez años a la cárcel, de momento se la había condenado a dos meses de arresto domiciliario. Un aviso que no parece haber amedrentado a esta periodista de 44 años.