Todo indica que Pedro Castillo no solo ha intentado dar un autogolpe de Estado, sino que además ha calculado muy mal sus fuerzas.

Con la mano temblorosa, anunciaba al país que disolvía el Congreso, suspendía los derechos constitucionales y nombraba un ejecutivo de emergencia. Castillo estaba acorralado. Hoy mismo se votaba la tercera moción de censura contra él en poco más de un año.