Uno de los laboratorios del edificio de Bioinnovación, perteneciente a la Universidad de Málaga, trabaja desde enero en un convenio junto a Emasa para la detección de Covid-19 en 18 muestras semanales de aguas fecales recogidas en 16 cuencas de la capital y sus dos depuradoras, la del Guadalhorce y la de Peñón del Cuervo.
El objetivo es desarrollar un indicador de alerta temprana de la Covid-19 a través de la contagiosidad de estas aguas, aunque no se descarta que este sistema se aplique en el futuro para monitorizar otras infecciones.