"Nuestras cámaras comenzaron a detectarlo cuando se encontraba a 75 kilómetros de altura sobre el mar Mediterráneo, frente al delta del Ebro. Descendió con dirección suroeste a casi 80.000 km/h para desintegrarse cuando estaba a 37 kilómetros de altura", ha señalado Alberto Castellón, profesor de la UMA y perteneciente a la Red de Detección de Meteoros y Bólidos de la universidad malagueña.