Entre los compañeros de Paula el dolor se mezcla con otro sentimiento. Vicky trabajaba con ella en un bar y alguna vez le confesó a ella y a otros compañeros que Marco, su pareja y presunto asesino, le había pegado. Paula tenía un hijo con Marco y otros dos de relaciones anteriores. Había perdido la custodia y en octubre debía demostrar que tenía una vida normalizada para recuperarlos, y temía que denunciar a Marco dificultara el proceso. El presunto asesino tenía, supuestamente, problemas con las drogas, y fue despedido del bar donde también trabajaba Paula. Su jefe y sus compañeros trataron de protegerla de Marco en los últimos días. Dicen que si hubieran sabido de los antecedentes de Marco hubieran obrado de otra manera.