Junto a la mañana del domingo posterior al día del Carmen, el Viernes de Dolores las calles del Perchel vuelven a cobrar vida. El asfalto contemporáneo se convierte en adoquines antiguos, la llama de los cirios ilumina los rincones a los que no llegan las luces de las farolas, el silencio de la calle se rompe por los instrumentos que interpretan 'Saetas del Silencio'. Es solo en ese momento en el que todos los elementos nos transportan a otra época, cuando Jesús expira sobre los hombros del cuerpo de la Guardia Civil.