La industria cofrade local, conformada por cien empresas, vive momentos muy duros dado que la crisis económica derivada de la pandemia ha provocado que las cofradías reduzcan o anulen sus encargos patrimoniales.

Floristas, imagineros, tallistas, bordadores, ebanistas, doradores y músicos viven una situación límite y reclaman ayudas fiscales o directas